martes, 4 de marzo de 2008

SEGUNDO ÚLTIMO DEBATE


Lo mejor de los dos debates es que los haya habido después de 15 años. Lo peor, que están tan medidos, pactados y cuadriculados que carecen de garra para el espectador, lo que se nota en que el de ayer tuvo una audiencia menor que el primero, a pesar de que era de esperar que se debatieran expectativas de futuro más que cosas del pasado, como en el primero.
Rodríguez salió menos maquillado, aunque le habían salido repentinamente unas canas en los laterales de la cabeza de una extraña forma rectangular inexistente en la realidad y le habían depilado el entrecejo para hacerle parecer más amable, lo malo es que se le notaba aún rojo.
Los debates deberían incluir preguntas directas de periodistas o ciudadanos que los candidatos se vieran obligados a contestar en vez de soltarnos cada uno sus milongas particulares.
La cuestión es que no creo que haya servido para decidir a indecisos y cada uno se habrá quedado probablemente con los candidatos que ya tenía, cosa que se aprecia en los periódicos, que dan como ganador a uno u a otro, según la cuerda a la que pertenezcan.
La suerte está echada para ambos, así que en la noche del día nueve de marzo veremos qué podemos esperar de los próximos cuatro años. Ojalá acierten las urnas.

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