En otras ocasiones hemos hablado de la sal, sales raras por su colorido o el sitio donde se producen, incluso por su peculiar sabor. Hoy vamos a tratarla como hemos hecho antes con el azúcar.
La sal es la única roca mineral comestible por los seres humanos y seguramente es el condimento más antiguo que el hombre utilizó para dar sabor a los alimentos, y también para conservarlos. Tanta fue su importancia en la antigüedad que se llegó a utilizar como moneda de cambio, tan valiosa como un metal precioso.
Esta sal que coloreamos puede utilizarse como vistoso lecho de unas ostras o unos mejillones, pero aportándole también sabor podemos conseguir una sal de romero, de limón o de menta que conviertan nuestros platos en una delicia para el paladar.
Como del azúcar, hay que advertir que el abuso en el consumo del sal es perjudicial para la salud.