

Nada mejor en tiempos de crisis que cultivar la huerta propia, un oasis de sabor en medio del desierto gastronómico en la que ya pocas cosas saben a algo. Los pimientos, los tomates, cebollas y ajos pueden crecer en cualquier espacio de tierra donde los sembremos, dándonos la alegría de la cosecha y el sabor desacostumbrado y verdadero que ya teníamos casi olvidado.
Y también las hierbas para la cocina, orégano, tomillo, romero, albahaca, hierbabuena, cebollinos, pueden encontrar un lugar donde los veamos crecer y los tengamos siempre a mano para su uso.
Aunque sea en una maceta será maravilloso ver crecer las plantas y una delicia tenerlas siempre frescas y a nuestra disposición.