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Quien tanto ha presumido de talante ni siquiera avisó a Josep Borrell de que ya no sería candidato para Europa, a pesar de que fue cabeza de cartel en 2004 y entonces ganó a Mayor Oreja, pues nada, Borrell se tuvo que enterar por la prensa de que sería López Aguilar el cabeza de lista en estas elecciones, y también quien ha perdido ahora, claro. Ni una llamada de teléfono, ni una disculpa.
En vista de que ya no le querían como candidato, Borrel presentó su candidatura a rector del Instituro Europeo de Florencia esperando, cándidamente, que el Gobierno respaldara su candidatura, pero que si quieres arroz, Rodríguez tenía su propio candidato, Enrique Barón, y fue a éste al que respaldó. Claro que al final Rodríguez se quedó con un palmo de narices porque fue Borrell el que se llevó el gato al agua a pesar de todo. Por cierto, solamente González le felicitó por ello (entre el 91 y el 96 fue ministro de Obras Públicas en su gobierno), Rodríguez ni flores.
El tema es que Borrell tenía ideas propias y se negaba a someterse a la férrea disciplina de Rodríguez y Blanco, y estos individuos no perdonan.
Ahora le espera a Rodríguez la más amarga soledad en el Congreso, sin apoyos de otros grupos y con ciertos amagos de rebelión que empiezan ya a observarse entre sus filas. El triunfo tiene siempre muchos padres, la derrota en cambio es como la peste, todos la rehuyen. Basta lrecordar la frase de Blanco de ayer, cuando dijo que él tendría que organizar la campaña electoral del 2012, primera bofetada a Leire Pajín a quien empieza a fallarle ya la tierra bajo los piés.
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