lunes, 29 de enero de 2007

NI DESPUES DE MUERTO

Ocho menores patean la tumba de Gregorio Ordoñez, asesinado por la banda hace doce años, destrozan las flores colocadas allí en un reciente homenaje que le tributó el Partido al que pertenecía; mientras tanto, tres adultos, presumiblemente en connivencia con ellos, distraen a la Ertzaintza quemando unos cuantos contenedores. Ya en otra ocasión rompieron el mármol de la tumba. Después del asesinato ¿Qué más quieren? ¿Ni siquiera a sus restos los dejarán descansar en paz?. Y luego vendrá la Ley del Menor a proteger a estos angelitos y Rodriguez a predicarnos la paz.

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