lunes, 4 de junio de 2012

EL SOCIO DE URDANTRINKIN

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EL SOCIO DE URDANTRINKIN

El socio de Urdantrinkin va rebajando exigencias en vista de que no le dan lo que solicita. Hoy publica el diario El Mundo que la última petición de Diego Torres son seis millones de euros (empezó pidiendo 10 millones) y un cargo en la división latinoamericana de Telefónica (para no ser menos que su socio), a cambio de su silencio.

Cuando salió a la luz el escándalo del Instituto Nóor, Torres fue despedido del puesto de profesor que ocupaba en la escuela de negocios Esade, que se encontró de improviso con varios profesores implicados en el asunto. 

Y esto lo pide a cambio de no tirar de la manta, no publicar el resto de correos electrónicos y apuntar al mismo Rey. Es decir, un chantaje en toda regla. Pero cuando un chantaje se hace público es difícil que llegue a buen puerto puesto que ha perdido efectividad.

Pero el tema de los correos es peliagudo, porque los correos parece que no sólo vinculan a la infanta Cristina y a su padre, el Rey, sino incluso a una institución financiera catalana que se encarga de la gestión de las cuentas en el extranjero de Urdantrinkin y su mujer. De hecho el bufete al que pertenece Pascual Vives, abogado del duque de Palma, pertenece al secretario del Consejo y asesor jurídico de Caixabank, abogado del estado en excedencia y patrono de la Fundación La Caixa, donde trabaja la infanta, Alejandro García-Bragado Dalmau.

Y el asunto no puede estar peor, porque cuando Urdangarín reconoce ante el juez que el mismo Rey pidió a César Alierta, presidente de Telefónica, que buscara un cargo a su yerno fuera de España para alejarlo del escándalo que estaba punto de estallar, está reconociendo al mismo tiempo que ambos, Rey y Alierta son cómplices de un delito que conociendo, encubrieron.

Y nos quieren convencer contra viento y marea de que los duques de Palma eran meras figuras de atrezo, porcelanitas de Meissen que no se enteraban de nada, lo firmaban todo (y lo cobraban) y eran capaces de atravesar un cristal sin romperlo ni mancharlo, pero el resto de acusados no está por la labor de cargar con el mochuelo y que los duques se vayan de rositas; sobre todo porque no sólo no se van, sino que Cristina está harta de "exilio" y quiere volver a España cuanto antes y toda la familia está presionando al Rey para que acoja a la oveja descarriada.

Esperaremos los próximos capítulos del culebrón.

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