miércoles, 8 de septiembre de 2010

RENCORES ARRAIGADOS


RENCORES ARRAIGADOS

Hablábamos ayer de lo que les gusta a los políticos meter baza en los Consejos de Administración de las grandes empresas, por sí mismos o metiendo a un adlátere con el fin de forrarse y a la vez hacer y deshacer atendiendo más a sus intereses que a los de la empresa en cuestión.

Y he aquí que inmediatamente la actualidad viene a darnos la razón y se destapa el encono que sienten Blanco y Pérez Rubalcaba contra Tomás Gómez sin que su odio tenga nada que ver con las cualidades o aptitudes de éste.

Resulta que a Pepiño no le gustó que Rodríguez nombrara a Gómez secretario general del Partido Socialista Madrileño, para empezar, pero posteriormente a los socialistas madrileños les correspondía nombrar un consejero en Iberia como consecuencia del pacto alcanzado en Caja Madrid entre Rodrigo Rato y Gómez que hizo que Rato alcanzara la Presidencia de Caja Madrid (23% del capital de Iberia en posesión de Caja Madrid); fíjense por donde va ya la cosa, bueno pues Pepiño quería colocar en ese puesto a su amigo Nacho Varela y va Gómez y dice que nanai de la China, que el consejero va a ser su amigo Javier Gómez Navarro, que fue ministro con Felipe González y es actualmente el presidente del Consejo General de Cámaras de Comercio.  Ya puestos, Pepiño quiso colocar entonces a uno de sus hombres en la vicepresidencia de la Caja, el socialista Antonio Romero, pero tampoco consintió Tomás Gómez en eso y puso a otro ex ministrio de Felipe González, Virgilio Zapatero. Pepiño Blanco es de los que no perdonan.

Y como su amigo Nacho Varela tiene fama de gurú de cabecera del PSOE en materia de demoscopia, Blanco ha aprovechado la cuestión para convencer a Rodríguez de que su amigo "no veía ganador" a Gómez para la Presidencia a la Comunidad de Madrid, que era mucho mejor quitarlo de en medio y poner a Trini. Y como Rodríguez se lo cree todo, se ha formado la que se ha formado y ahí tienen a Trinidad Jiménez luchando por ser candidata.

Esto suena a la vieja guardia contra la nueva, son como niños, lo malo es que juegan con las cosas de comer y no las suyas, las nuestras.

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