viernes, 2 de febrero de 2007

FAGO

El pasado domingo 21 de enero se publicaba en el suplemento de El Mundo una entrevista de Carles Porta a Santiago Mainar, ahora detenido como presunto principal sospechoso del asesinato de Miguel Grima. La entrevista se realizó en Casa Antoniales, una casa rural, propiedad de Mainar. En el pueblo, tan pequeño que solamente tiene dos calles, hay dos casas rurales, esta y Casa Curra, que ahora está cerrada y que era propiedad de Miguel, el alcalde asesinado y de su esposa Celia.
Mainar, guarda forestal de la zona, decía en dicha entrevista y en las otras muchas que ha realizado para todos los medios, que se hizo ganadero para fastidiar a Miguel Grima, que le cerró unas naves porque descuidaba su trabajo de guarda forestal, presuntamente, para cuidar sus propios animales. Entonces, compró muchas vacas más, por echarle un pulso. Y se hizo hostelero cuando Grima abrió Casa Curra como casa de turismo rural, confiesa que pensó de inmediato, pues ahora abro yo otra, mejor y más barata que la tuya. Sólo por fastidiarle,
aunque lo expresaba en un castellano más rotundo, con una jota definitiva.
Mainar, que se había presentado en las últimas elecciones por el Psoe y perdido, comentaba que si el partido de Grima, el PP, le hubiera parado los pies, no habría sido asesinado.
Lo malo de un pueblo pequeño de tan sólo dos calles es que aquellos que se odian, tienen que verse la cara forzosamente cada día. Qué mala simiente es la del odio cuando arraiga en el alma humana.

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