viernes, 23 de febrero de 2007

¿TODO POR LA PATRIA?

Vuelven a EEUU los soldados heridos en Irak, vuelven como cuando la guerra de Vietnan, heridos en el cuerpo y en el alma, muchos de ellos inservibles ya para una actividad normal y son recibidos en el hospital Walter Reed, a escasos diez kilómetros de la Casa Blanca, un hospital lleno de ratas, cucarachas, humedades, sin calefacción y falto de personal cualificado en número suficiente para tantos heridos que se amontonan por todas partes y que llegan a pensar si no hubiera sido mejor morir en el frente y que la familia recibiera la pensión, la medalla y la bandera dobladita, en una de esas ceremonias emocionantes que tanto gusta al pueblo americano. Encima, para lograr ser atendidos tienen que rellenar, por cada tratamiento, 22 solicitudes distíntas para 8 comandos diferentes y, con suerte, pueden ser hospitalizados y recibir tratamiento, eso sí, aunque lleguen con el cráneo abierto y el uniforme lleno de sangre, deben demostrar que llegan de Irak, como si nos los trajeran ellos mismos, que no vendrán por su cuenta se supone, y que su nombre figura en los registros, porque si no figura, aunque se estén desangrando, no son atendidos, porque no existen para la administración y lo que no existe, no se puede operar. La mayoría de estos soldados son emigrantes que soñaron ayudar a esa Patria ajena para integrarse, ganar un buen sueldo y la ansiada nacionalidad. Pero lo que reciben, no es lo que soñaron.

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