EL JUEZ PEDRAZ HACE DE LAS SUYAS

EL JUEZ PEDRAZ HACE DE LAS SUYAS

Los ciudadanos españoles estamos de jueces estrellas hasta la coronilla. Son jueces que se creen el ombligo del mundo y en sus autos no hablan de leyes sino de sus ideas y consideraciones personales que, aunque ellos no lo crean, al común de los mortales nos trae perfectamente sin cuidado. Y mucho menos desde la Audiencia Nacional, que pontifiquen en su casa, en la sobremesa.

En su Auto sobre los hechos acaecidos alrededor del Congreso el pasado 25 de septiembre, el juez se permite tachar a la clase política de decadente, a pesar de no haber nada más decadente que la Judicatura. Y afirma que los detenidos "ejercían su libertad de expresión". Es decir, que si yo afirmara que este juez es un perfecto imbécil, no le estaría insultando, estaría ejerciendo mi libertad de expresión. Otro juez del estilo del juez Del Olmo, que afirmó en un Auto que llamar zorra a una señora no era ofensivo, sino que probablemente ensalzaba su sagacidad y astucia.

El juez Pedraz preguntó a los detenidos si era su intención entrar en el Congreso o atacar a los diputados, y a pesar de que en sus webs habían anunciado que pretendían asaltar el Congreso, hacer caer al Gobierno y poner otro de su cuerda, abolir la Constitución y mil tropelías más, los detenidos dijeron que no, que ellos eran poco menos que hermanitas de la Caridad. 

Y el juez da por buena esta afirmación y los pone en la calle, sin cargos. Incluso uno se negó a presentarse ante el Juez, y éste ha dicho que daba igual, porque tampoco hubiera declarado ante él, y lo deja libre igualmente. El grado de tentativa, no existe para él, aunque sea un delito punible. Esto es como si el juez interrogara a un asesino y  le preguntara si era su intención causar daño, el asesino diría que no y hala, a casita. ¿Se imaginan una justicia que actuara así? Pues esa debe ser la justicia en la que cree este juez, al menos tiene el viso de serlo.


Y qué decir si cayera en sus manos el detenido por intentar volar la Universidad Balear. ¿La ha volado? ¿No? Pues a su casa, a intentarlo otra vez.