La reina Cristina de Suecia, única heredera del rey Gustavo II Adolfo, sucedió en el trono a su padre en 1632, a muy temprana edad. Fué una mujer de opiniones firmes, que no se retraía contra nada ni contra nadie. En 1649 la corte sueca era un hervidero de lamentos y comentarios por la decapitación de Carlos I de Inglaterra, La soberana, harta de tantos rumores, zanjó la cuestión por las bravas: "No sé de qué os extrañais. Al fin y al cabo, la cabeza no le servía para nada".
A los 22 años de reinado, abdicó en su primo, Carlos X Gustavo.
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