jueves, 25 de noviembre de 2010
ARDE EUROPA Y EN ESPAÑA PREOCUPA EL FÚTBOL
ARDE EUROPA Y EN ESPAÑA PREOCUPA EL FÚTBOL
Irlanda se ha visto obligada a presentar el plan de ajuste más duro de su historia y ha contemplado como S&P baja su rating, Portugal vivió ayer su primera huelga general en 22 años y me han comentado que mucha gente cruzó a España aprovechando el día para preguntar si había posibilidades de encontrar trabajo, el euro se hunde y va ya por debajo de 1,34 dólares, Merkel y Sarkozy se reunen hoy de urgencia para adoptar nuevas medidas, y en España en cambio, con cinco millones de parados y una Deuda Pública que hipoteca ya hasta a nuestros nietos, la gente discute si Mourinho dio o no instrucciones a sus jugadores para provocar que les sacasen tarjetas amarillas.
Ya no es solamente Rodríguez, es la Oposición, los sindicatos, la sociedad entera la que parece adormecida y sigue sin tomar conciencia de la difícil situación en que nos encontramos.
Anda Pepiño ahora (de acuerdo con Rubalcaba) insinuando la necesidad de un Pacto de Estado con la Oposición, es decir, tratar de subirse a la chepa de Rajoy para hundirlo con ellos. Mal hará si acepta. Aquí no debe haber más pactos que la salida de Rodríguez del Gobierno, a partir de ahí se puede negociar.
Los ataques de los mercados van a continuar porque conocen que estamos en una posición muy débil y no se están tomando medidas, aquí todo se pospone por si se arregla de milagro (y eso a pesar del laicismo militante) primero por las elecciones catalanas, después porque llegarán las municipales en mayo y nadie quiere mover ficha por no perder votos, y en el interin acabaremos perdiendo hasta la camisa.
Mientras, Rodríguez, Salgado y Rubalcaba todo lo arreglan diciendo que España es fuerte y los mercados tienen que darse cuenta de eso (me temo que de lo que son cada vez más conscientes es de lo contrario), y siguen mintiendo, edulcorando contabilidades, dejando de contabilizar miles de millones en facturas no pagadas que, por meterlas en un cajón, creen que no suman pero la cuestión es que antes o después hay que pagarlas y el agujero es mucho más grande de lo que aparenta.
Y los ciudadanos no se dan cuenta de que si las riendas acaban tomándolas Francia y Alemania para rescatarnos, los ajustes serán de una cuantía tan inaudita que aún nos parecerá bueno lo que tenemos ahora.
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