FIN DE LA LEGISLATURA
Termina ya una legislatura perdida y de la que sólo será reseñable que gracias al adelanto de elecciones nos libramos de leyes como la de Eutanasia, que pretendía matar de hambre y sed a los enfermos terminales y la de Igualdad de Trato, que pretendía obligar a que todos los colegios fueran mixtos y los consejos de administración de las empresas, también, como si la inteligencia estuviera siempre equitativamente repartida. No hay más que analizar los diferentes gobiernos de Rodríguez para saber como se reparte la inteligencia y cuan escasa es.
Pero en cambio, nos deja Rodríguez la terrible herencia envenenada de Bildu, en el Congreso es muy posible que consiga tener cuatro o cinco representantes gracias a los socialistas. Y nos quiere convencer el candidato Freddy de que ETA está acabada, y va ETA y roba 200 matrículas de coches en Francia.
Y sale Antonio Camacho, el ministro del Interior, a tratar de convencernos de que el robo ha sido cosa de delincuentes comunes. Claro, si es de lo más habitual que delincuentes comunes se dediquen a robar matrículas de coches, nada de joyas, televisores de plasma, dinero en metálico o coches de alta gama, lo que de verdad gusta a los delincuentes son las matrículas de coches.
Y siguiendo con la funesta manía de tratar de convencernos de lo imposible, trata la Fiscalía de persuadirnos a toda costa de que descolgar el teléfono y avisar a los terroristas que no acudan a una cita porque van a ser detenidos es "revelación de secretos". Pues lo diga el fiscal o el Gobierno en pleno, miente; porque cualquier ciudadano sabe que revelar un secreto es comentar algo o publicar un documento reservado, pero un aviso a unos terroristas para que no sean detenidos por la policía y puedan así seguir extorsionando y asesinando tiene otro nombre; se trata de colaborar con la banda y sus fines y es muchísimo más grave. Y lo peor es que la Fiscalía lo sabe.
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