Los mejores detalles sobre la gestión de Alberto Saiz al frente del CNI los estamos conociendo ahora, pero no tienen desperdicio y por supuesto, nada que envidiarle a la T.I.A. de Mortadelo y Filemón.
Se mandó constuir por cuenta de los contribuyentes en su chalet una "sala de despiece" para la caza y una "bodeguilla" con granito gallego y barra de bar incluida en el sótano, todo con los fondos y los profesionales del Centro, y es más, al menor error, mandaba caerlo todo y empezar de nuevo, vamos el síndrome de Sísifo pero con la piedra en las espaldas de otro, claro. La tarima flotante del chalet la mandó cambiar tres veces hasta que estuvo a su gusto y la barbacoa del jardín, dos.
Pero lo más llamativo son las mesas de madera de un metro de altura que ordenó le constuyeran para sembrar tomates y no tener que agacharse, trabajador que es el hombre. También ordenó un riego por goteo para esta pasión tomatera y cuando las tuberías se congelaron, ordenó se forraran con calentadores.
Y lo peor de todo es que el Gobierno era consciente de este derroche y callaba, ¿por qué creen si no que ha salido tan rápido del cargo al saltar la liebre?
Ahora Rodríguez quiere cobrarse la cabeza del coronel que facilitó a los medios la noticia de lo que estaba pasando, o sea, nos toman el pelo pero además está prohibido hablar de ello.
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