sábado, 29 de noviembre de 2008

EL ATAQUE A UNA CIUDAD

Uno de los terroristas, lleva en su muñeca derecha la pulsera que les permitía reconocerse entre la multitud.

Así quedó la estación.


El ataque organizado por terroristas a una ciudad entera, no a un edificio o unas personas en concreto, debe hacernos meditar hacia donde va el terrorismo islámico que muchos países acogen en su seno, alimentando así a sus propios verdugos.
Los terroristas que han actuado en India estaban perfectamente entrenados, como si se tratase de un ejército, con armas de precisión y decididos a todo para lograr sus objetivos. La acción iba dirigida claramente contra occidentales.
El 26 de noviembre doce hombres llegaron a Bombay desde Gujarat en un barco pesquero hasta el puerto de Sasson. Desde allí, en balsas inflables se trasladaron a las orillas de Bombay.
Y comienza el terror, roban coches, acribillan a balazos a transeúntes, atacan los lugares frecuentados por turistas y hombres de negocios: una estación de tren, dos hospitales, un café, y además toman rehenes. Llevan granadas de mano y rifles de asalto. Todo eso es imposible de realizar por tan sólo doce hombres y no se improvisa, así que está muy claro que había de antemano toda una infraestructura terrorista preparada esperándoles, 48 horas después, la policía aún lucha contra los grupos terroristas y trata de salvar a los ciudadanos que se hayan retenidos.
La policía ha descubierto que tenían reservadas habitaciones en los hoteles y allí guardaban un arsenal de granadas y munición para abastecerse.
La europarlamentaria Erika Mann, que tuvo que permanecer ocho horas escondida entre las cocinas y el sótano del hotel Taj Mahal, explicó que creía que ciudadanos británicos participaron en los asaltos. Hay que recordar que cientos de ciudadanos británicos de origen paquistaní han viajado a Pakistán y Afganistán en los últimos años para recibir entrenamiento en campos militares. Tres de los cuatro terroristas suicidas que atacaron el metro de Londres en el año 2005 eran británicos de ascendencia pakistaní.
Occidente debe meditar muy seriamente sobre lo ocurrido y plantearse la defensa de sus valores, que en realidad es lo que atacan estos terroristas y lo que tratan de destruir.

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