viernes, 13 de mayo de 2011

DINERO O FAMILIA


DINERO O FAMILIA

En tiempos como estos, de fuerte crisis, asistimos a familias pobres o medias que se ayudan entre sus miembros para lograr subsistir, jubilados con las pensiones escasas y congeladas ayudando a sus hijos en paro, hermanos ayudando a otros con peor suerte laboral para que no pierdan su hogar y en general personas a las que la adversidad une y que son capaces de sacrificarse y quitarse el pan de la boca para sus hijos u otros familiares.

Por eso llama la atención que las grandes empresas familiares, con muchos millones de por medio, anden a la greña. Pasa con los Llongueras, que madre e hijos apartan al padre, o con David Álvarez, fundador y presidente de Eulen, al que sus hijos apartan. Y pasa, por ejemplo, con la familia Gullón.

Galletas Gullón es una empresa familiar que tiene largos años de lucha, nació en la época de Galletas Fontaneda, a finales del siglo XIX  en Aguilar de Campoo, Palencia. Allí llegó a haber hasta cinco empresas dedicadas a fabricar galletas ( Fontaneda, Gullón, Fontibre, Rubil y Tefe) que fueron desapareciendo. En 2002 cerró Fontaneda, ya antes habían desaparecido otras tres. Gullón quiso comprar Fontaneda pero al final se hizo con ella el Grupo Siro.

Gullón comenzó a diversificar sus productos, además de seguir con las galletas clásicas, comenzó a fabricar barquillos, pastas, rosquillas y nuevas variedades de galletas.

En septiembre de 2009, la vida familiar da un giro sorprendente y la dirección de la empresa que venía ostentando María Teresa Rodríguez Saínz-Rozas, viuda de José Manuel Gullón, pasa a manos de sus dos hermanos y tres de sus hijos que la relevan del puesto en contra de su voluntad y despiden al director general, Juan Miguel Martínez Gabaldón.

Al mismo tiempo anuncian que van a construir una nueva fábrica, la tercera ya, capaz de generar en plena crisis más de 200 empleos a partir de 2011.

Pero en abril de 2010, la empresa es condenada a pagar la mayor indemnización a un directivo por finalización improcedente de relación laboral, 8,2 millones de euros, ya que Martínez Gabaldón los había denunciado. La compañía recurrió el fallo y denunció además por estafa al ex directivo.

Pero la cosa no acaba ahí, ni mucho menos. Porque la disputa familiar seguía su curso. La madre, desposeída de la dirección de la empresa, celebra una junta extraordinaria de accionistas en 2010 por orden de un tribunal, no en la fábrica, a la que le han prohibido el acceso, sino en el interior de un Mercedes aparcado frente a la empresa.

En el coche se reunieron, María Teresa Rodríguez, accionista mayoritaria con el 55,29% y el 5,8% de la autocartera, su hija Lourdes (3,86%), el ex director general defenestrado (16% y la mitad de una de las fábricas edificada en terrenos de su propiedad) y un notario que levantó acta. Estos accionistas tienen en conjunto el 80,23% de las acciones de la empresa. En esa reunión decidieron cesar a la junta directiva en sus funciones, es decir, a los dos hermanos y los tres hijos que se levantaron contra la madre. Dichos acuerdos quedaron inscritos en el Registro Mercantil en el mes de octubre de 2010.

Hasta 1983 en que su marido falleció en accidente de tráfico, María Teresa solamente se había ocupado de su casa pero dadas las circunstancias se vió obligada a tomar las riendas del negocio porque el mayor de sus hijos tenía entonces tan sólo 12 años, y contrató a Gabaldón, además de recibir ayuda de sus hermanos. El negocio comenzó a ir mejor que nunca, abrieron una nueva fábrica entonces y los hijos pudieron completar su formación, accediendo más tarde a la empresa como ejecutivos, Hernán en Exportación y Rubén en Logística. Más tarde se incorporó Félix en Dirección Comercial y las cosas comenzaron a torcerse dentro de la familia, a pesar de que la fábrica cada vez marchaba mejor.

Pero en ese momento las cosas comenzaron a liarse. Los hijos varones comenzaron a pensar que Gabaldón tenía demasiado poder en la empresa y ganaba mucho dinero, los hermanos de María Teresa también deseaban más poder. De ahí llegaron al despido de Gabaldón y el cese de su madre como presidenta de la empresa.

María Teresa, con 68 años, decidió no rendirse. Un tribunal declaró ilegal el despido de Gabaldón, como hemos explicado, y ordenó que los accionistas regularan el reparto de poder, según el número de acciones, en junta directiva de urgencia.

La ahora de nuevo administradora única de Gullón, María Teresa Rodríguez ha convocado para el 2 de junio una nueva junta de accionistas donde volverán a verse las caras todos los familiares. María Teresa desea crear un nuevo consejo, sus hijos se oponen y quieren pedir cuentas de lo que le ha costado a la empresa su apoyo a Gabaldón, porque después de cobrar la indemnización a que fue condenada la empresa por los tribunales, la madre lo readmitió al hacerse de nuevo cargo de la presidencia y los hijos sostienen que ha cobrado más de 7 millones de euros en concepto de variable, además de un sueldo fijo, aparte sostienen que presuntamente Gabaldón ha cobrado otras cantidades "en negro". Por su parte la madre quiere reprobar a sus hijos y hermanos por lo que hicieron con ella cuando le arrebataron el control de la empresa.

Lo mejor del asunto es que, a pesar de este culebrón familiar, la fábrica marcha viento en popa y ha crecido por encima del 13% a pesar de los malos momentos que atravesamos en España.

Ya ven que el dinero no trae necesariamente la paz y la felicidad a las familias, incluso cuando son otros los que lo han ganado para nosotros y los hijos tienen la suerte de encontrarse con una empresa de éxito ya en marcha a la que sólo hay que cuidar para que prospere.

No hay comentarios: