jueves, 26 de mayo de 2011

Y AHORA EL ERE DE TELEFÓNICA



Y AHORA EL ERE DE TELEFÓNICA

Con cinco millones de parados en España y Telefónica anuncia que "necesita" disminuir su plantilla en 8.500 trabajadores (un 25% de su plantilla en España) en cinco años. Y lo peor es que lo piensa hacer con el visto bueno de los grandes sindicatos, que no olvidemos que disfrutan con cada ERE de una cantidad fija por empleado despedido, es decir, que les conviene que se despidan cuantos más, mejor.

Dicho esto, basta con llamar a Telefónica para remediar el más mínimo problema para darte cuenta de los empleados con que cuentan, si un día uno te afirma con plena seguridad una cosa, al día siguiente habrá otro que te afirme con el mismo aplomo la contraria, y ambos con un acento inconfundible del magreb y un castellano apenas inteligible. Eso sí, todo ello envuelto en la mayor dulzura y los mejores deseos de felicidad para el cliente. Debe ser que los cursillos que reciben los empleados inciden mucho en el aspecto de la atención al cliente y muy poco en que conozcan verdaderamente las ofertas que tienen en cada momento. 


Pero esos entendimientos diversos que tienen sus empleados de las ofertas no solamente generan problemas a los clientes sino, sobre todo, multiplican los gastos de Telefónica, porque un empleado va y anuncia al cliente, por ejemplo,  que hay que cambiar todo, cables, enrutador, caja e incluso número de teléfono, etc...para acceder a una oferta muy conveniente, con el consiguiente gasto en productos, más tiempo del operario de la empresa colaboradora tanto en ruta como en el domicilio del cliente. Pero al día siguiente otro empleado anuncia al cliente que todo eso ha sido innecesario y puede seguir conservando su número si rechaza el otro, naturalmente el cliente, a estas alturas bastante perplejo, lo rechaza en efecto porque en realidad nunca quiso cambiar de número, sólo deseaba la oferta especial. Así que hay que volver a dar acometida al número antiguo y desactivar el nuevo. Y lo hacen con la misma amabilidad y los mismos excelentes deseos. Pero mientras tanto han producido un gasto a la empresa que si se multiplica por cierto número de usuarios puede hacer que en efecto haya que despedir a mucha gente e incluso que vayan al caos total.

Y eso es solamente un pequeño ejemplo de como se trabaja en España, por eso estamos como estamos. Pero podríamos dar más ejemplos, del fabricante de muebles que envía el mueble sin tiradores ni bisagras y dice que no los tendrá hasta dentro de dos meses, ¿por qué envió el mueble entonces?; o el que te ofrece una serie de telas para tapizar un sofá y cuando eliges una, de esa precisamente, no les queda para tapizar todo el sofá, hay que esperar que el fabricante vuelva a hacer la tela porque un  sólo rollo no hacen y tú les miras pensando para qué te han enseñado esa tela de la que ya sabían que no tenían suficientes metros.

Podríamos seguir con los restaurantes que te ofrecen una carta y cada vez que eliges algo de ella, no lo tienen ese día hasta que acabas por decirles, "oiga, hagámoslo más sencillo, ¿qué tiene usted en la cocina realmente?.

Este tipo de cosas que seguro nos han ocurrido a todos alguna vez no tienen nada que ver con la crisis sino con que cada persona haga su trabajo lo mejor posible, hay que volver a la cultura del esfuerzo y el trabajo bien hecho, solamente así podremos remontar. Nadie va a venir a sacarnos las castañas del fuego si no lo hacemos nosotros mismos. No hay milagros al Sol ni a la sombra, el mejor milagro es el deseo de hacer las cosas cada vez mejor, cada cual en su tarea, con esa fórmula tan sencilla podremos conseguir cualquier cosa. Prueben y verán.

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