domingo, 11 de marzo de 2007

EL DESARRAIGO VITAL

Se llamaba Elizabeth von Wittelbasch y fué emperatriz de Austria, todos la llamaban Sissí. Aparentemente, lo tenía todo, belleza, dinero, poder y sin embargo, nunca fué feliz. La semilla del desarraigo vital germinaba desde niña en su corazón. Los Wintelbasch llevaban la locura en las venas, su primo Luis era el Rey Loco de Baviera. Ambos vagaban por el mundo como sombras, siempre huyendo de sí mismos. Su primo construía castillos sólidos como sueños de arena, ella viajaba de un lugar a otro sin hallar la paz personal. La melancolía y la tristeza atenazaban sus corazones. La tragedia la perseguía: su único hijo varón se había suicidado. El 10 de septiembre de 1898, estando en Ginebra, se encontró cara a cara con el destino. Un loco anarquista, Luigi Lucheni, que buscaba al duque de Orleans con la idea de asesinarlo, vio a Sissí, la reconoció y cambió de objetivo. Ella estaba en el muelle de Mont Blanc para tomar un barco que la llevara hasta el balneario de Territet. Lucheni simuló tropezar y le clavó una lezna en el corazón. Sissí, cayó al suelo. Su dama de honor la ayudó a incorporarse. Subieron al barco, se encontraba mal, con un dolor agudo en el pecho. Su dama le desabrochó el vestido y vió una mancha de sangre pequeñita, del tamaño de una moneda. La lezna había penetrado en el ventrículo izquierdo, provocando una hemorragia muy ligera, la sangre caía gota a gota en el pericardio, provocando una parada muy lenta del corazón. Avisado el capitán del barco, regresaron con urgencia a Ginebra. Pero no había nada que hacer, una hora después su corazón dejaba de latir. Cuando se celebró el juicio, Lucheni, que sería condenado con posterioridad a cadena perpetua, conoció la verdadera personalidad de Sissí y se lamentó : "Y yo que creía haber matado a una persona que disfrutaba de una felicidad insolente".
Más tarde, se suicidó.

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