domingo, 11 de marzo de 2007

LAURA, LA VICTIMA 192

Ni murió ni despertó. El 11M Laura Vega tenía 26 años llenos de ilusiones y un futuro prometedor. Trabajaba de auxiliar administrativa en un empresa de alquiler de coches, al norte de Madrid, muy cerca de la estación de Chamartin. Aquel día fatídico, Laura había cogido el cercanías de Parla, como hacía cada mañana, se bajó en Atocha y caminaba por una de las vias para coger el metro hasta su trabajo. Pero el tiempo se paró de repente y ella nunca llegó. Alguna de las tres explosiones que reventaron el tren nº 21431, estacionado en la vía 2 de Atocha, segó para siempre toda posibilidad de futuro para ella. La deflagración la hizo caer al suelo sin sentido y ya nunca lo volvió a recobrar. Ingresó en el Hospital Doce de Octubre con traumatismo craneoencefálico grave. Ahora se encuentra en estado vegetativo, sin actividad neurológica cortical y sin responder a ningún estímulo. En la actualidad, Laura duerme su largo sueño en la Unidad de Daño Cerebral San Camilo, en la Fundación Instituto San José. Atrás queda su título de dama de honor en las fiestas de Hontalbilla (Segovia), sus ilusiones, su larga melena castaña, cada día su familia va a verla, acarician sus manos, tocan su cabeza con afecto pero el espíritu de Laura, ya no está, voló aquél día por los aires y no ha vuelto a su cuerpo. Y ahora está sin estar, ausente para siempre de sí misma, ni viva, ni muerta, por culpa de la locura criminal de unos pocos.

No hay comentarios: