miércoles, 7 de marzo de 2007

LA PLAZA DE LA REPUBLICA DOMINICANA

Más conocida ya hoy como la plaza de La Dignidad Ciudadana, esta plaza se nos está llenando de flores antes de la primavera. Allí llegan en peregrinación, no solamente los familiares de los 12 Guardias Civiles, asesinados vilmente el 14 de julio de 1986 por el comando Madrid, o sea, por De Juana, hoy tan ricamente recuperándose de su pulso al Gobierno (pulso que ha ganado), sino que llegan cada día cientos, miles de ciudadanos anónimos que van dejando allí su testimonio floral, encendido y silencioso, de que no están de acuerdo en absoluto con la actitud del Gobierno. Un Gobierno, no debe ponerse nunca de rodillas.
Los vecinos de toda la vida de la plaza, recuerdan aún perfectamente aquel día, recuerdan el ruido, la sangre, el dolor, las lágrimas, por eso piensan ir a la manifestación del lazo azul, ese que ahora se disputan todos, como si el lazo o el hábito hicieran al monje, y no al revés; los vecinos no perdieron ningún pariente ese día, pero irán por solidaridad, porque víctimas somos todos y quizás sea eso lo único que está logrando conseguir, sin pensarlo, este Gobierno de Rodriguez que padecemos, que afloren la solidaridad y la dignidad ciudadanas. Los ciudadanos llegan en silencio, dejan flores, encienden velas, muestran su empatía así con todas las víctimas, porque todos morimos un poco con cada muerte violenta, todos menos esa persona que nunca pidió perdón por sus actos, claro, y en cambio si pidió a Instituciones Penitenciarias, y así consta por escrito, que le sirvieran langostinos y champagne francés (a pesar de que la banda hacía por entonces boicot a los productos franceses) para celebrar cada nueva matanza. A cualquier persona, esto produce horror, por eso acuden allí y dejan flores.
No son de izquierda ni de derechas, son simplemente ciudadanos de la Dignidad. Y de nuevo actua el "pásalo" de las nuevas tecnologías, pásalo, "circula con las luces encendidas en homenaje a las víctimas" y como repulsa a la actitud cobarde del Gobierno.Y España entera se ilumina como La Casa Encendida del poeta granadino Luis Rosales. Pásalo.

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