miércoles, 11 de abril de 2007

LAS PATENTES FARMACEUTICAS

Desde septiembre de 2006 hay una guerra declarada entre Farmaindustria (unión de multinacionales farmacéuticas) y AESEG (unión de fabricantes de Genéricos), ambas han ido ya en muchas ocasiones a los tribunales para dirimir sus diferencias, en este último periodo, seis veces, con empate, tres a tres. Es decir, en tres ocasiones a vencido AESEG y en otras tres Farmaindustria. Un medicamento cardiovascular, Losartán, está en el mercado a precios más económicos gracias a una de esas sentencias. Farmaindustria, trata de presionar al Gobierno, con el pretexto de que si no gana lo suficiente no podrá seguir invirtiendo en investigación, pero la verdad es que los laboratorios de Genéricos, invierten también grandes sumas en I+D+I. Pfizer, ha logrado en los tribunales, detener los genéricos de Atorvastatina (medicamento contra el colesterol) y mantener en exclusiva su fabricación. Las grandes multinacionales también presionan a los médicos para que receten sus marcas en vez de Genéricos, y esto a pesar de haber firmado el Código de Buenas Prácticas, tan aireado, pero que a la hora de la verdad se queda en agua de borrajas, porque con el pretexto de los cursos acaban pagando viajes a los sitios más lejanos y paradisíacos. Lilly, ha ganado también una batalla por la exclusiva fabricación de la Olanzapina (medicamento para el trastorno bipolar). En esta guerra abierta, pierde el Estado, que se ve obligado a financiar medicamentos más caros en vez de genéricos, pierden los pacientes, a los que cada vez que van a comprar su medicamento habitual les cambian el colorido y el nombre y, aunque sean el mismo principio activo, hay muchas personas mayores que se confunden con ellos ,y pierden las farmacias, a las que bajan los precios cuatro veces al año, lo que imposibilita una adecuada gestión de sus stocks.

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