lunes, 23 de abril de 2007

PETROQUIMICAS

Un rayo caido sobre un pararrayos en la refinería de Cepsa en Puentemayorga (Cádiz), ha vuelto a disparar las alarmas. El pararrayos afectado era un cable de aluminio que protegía los cables de alta tensión. La empresa se vió obligada a quemar algunos gases y líquidos para que no pasaran directamente a la atmósfera. El cielo se llenó de un humo denso y negro, las calles olían a azufre y las antorchas de la petroquímica, habían cambiado de color.
Cepsa niega que hubiera peligro para la salud y alega que se trataba de una actuación normal y los niveles permitidos, no se sobrepasaron.
La Junta, por su parte, amenaza con restringir las actividades de la empresa.
Claro que esta amenaza es solamente un amago porque Cepsa da empleo directo en el Campo de Gibraltar a 850 personas, aunque se calcula que de forma indirecta viven del complejo petroquímico más de 5.000 familias de la comarca.
¿Quién le pone el cáscabel al gato?

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