sábado, 25 de agosto de 2007

LA MALA SUERTE DEL PEQUEÑO AMADU

La mala suerte persigue desde su nacimiento al pequeño Amadú, un bebé de año y medio de edad, de Guinea-Bissau. Amadú es huerfano de madre, la perdió al nacer él, además padece una hernia inguinal desde su nacimiento que le produce espantosos e insufribles dolores que cada día que pasa van en aumento.
Hay una ONG catalana, AMIC, que trabaja en Guinea-Bissau como ayuda sanitaria a la población y que se ha ofrecido a correr con todos los gastos de traer a Amadú a España para que sea operado y llevarle de vuelta después. Sería una operación de tan sólo media hora y el niño estaría libre de dolores. Si no es operado a tiempo, morirá en cualquier momento de una muerte extremadamente dolorosa. Amadú no deja de llorar en todo el día, los intensos dolores que padece le impiden jugar o incluso sonreir, sólo desea estar encogido, sufriendo el dolor.
Desde el pasado febrero, el personal de la ONG ha estado preparando los papeles de Amadú y todos los informes que les han exigido, tienen todos los permisos, menos el visado.
Y no tienen el visado porque el Cónsul de España en Dakar, Ricardo Aniño (curioso apellido, dadas las circunstancias), al que se ve que no le duele nada y debe estar sano cual perita en dulce, se ha ido tranquilamente de vacaciones denegando el visado de Amadú. Posiblemente Ricardo Aniño esté feliz en cualquier playa, disfrutando del verano y sin acordarse ni un momento de ese niño que puede morir en medio de espantosos dolores solamente porque él le ha denegado el visado.
La ONG ha pedido ayuda a Rodríguez y a De La Vega, antes de que sea demasiado tarde, pero la mala suerte de Amadú hace que ellos también estén disfrutando de sus vacaciones. Solamente el dolor no conoce vacaciones y la mirada desesperada de ese niño debería pesar en sus alegres y despreocupadas conciencias.

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