lunes, 2 de abril de 2007

YA ESTAMOS

Según se desprende del borrador del Real Decreto de Recetas, que se debate en la Comisión de Farmacia del Consejo Interterritorial, el farmacéutico sólo podrá acceder a las prescripciones pendientes de dispensar, por lo que no tendrá acceso al historial de prescripciones del paciente en el futuro Sistema de Receta Electrónica. O sea, que no podrá advertir al enfermo de los cambios que se produzcan en la prescripción. ¿Es eso lo que se persigue?.
Menudean constantemente los Códigos Deontológicos de los diferentes laboratorios sin que las cosas cambien demasiado. La Gran Industria, las multinacionales del medicamento, que investigan y sacan al mercado productos nuevos, tienen una Ley de Patentes que protege su trabajo durante años para que no sea copiado por otros, además de esto, en su labor informadora hacia el médico, imparten cursillos a veces en islas paradisíacas o paises lejanos, cursillos de quince o más días que no se entiende bien por qué no pueden realizar en Madrid, por ejemplo, lo que abarataría mucho el gasto, si no es porque hay de por medio unas vacaciones encubiertas que se saltan a la torera el Código Deontológico que habla de un gasto máximo de 18€ por profesional. Naturalmente tras estos cursillos, se presiona al médico para que recete el producto X, que en ocasiones aporta poca novedad a otros productos similares. De otro lado, el Ministerio de Sanidad, presiona también al médico para que elija los medicamentos más económicos a la hora de recetar. Así el paciente, (y nunca mejor empleado lo de paciente) ve cambiar su tratamiento según esté en alza la presión de unos u otros y llega a pensar si al final en esta guerra económica lo de menos es su enfermedad. Solamente cuando llega a la farmacia se da cuenta de que le han cambiado el tratamiento, en muchos casos. Ahora, se pretende que ni siquiera se pueda ver qué es lo que estaba tomando con anterioridad. Ya se ve, vamos mejorando.

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