martes, 11 de septiembre de 2007

LA BIBLIA HABLA POR SI MISMA

Ayer hablábamos de lo que la belleza esconde, hoy podríamos hablar de lo que la Biblia revela, puesto que han encontrado huellas de sangre de la niña de cuatro años en la Biblia de cabecera de su madre, justo en el Libro II de Samuel, capítulo 12, cerca de la frase: "Yo iré a reunirme con él, pero él no volverá a reunirse conmigo" (es lo que contesta David a los guardianes que le preguntan por qué no sigue llorando al niño muerto). Una curiosa página para leer en la cama dadas las circunstancias. Y curioso también aferrarse de ese modo cada noche a la Biblia, actitud más propia de protestantes que de católicos. Los católicos se supone que no encuentran la paz hasta que confiesan sus culpas.

No hay comentarios: