jueves, 6 de septiembre de 2007

LOS ADITIVOS DE LAS CHUCHERIAS

Según un estudio publicado en la revista médica The Lancet y realizado por un grupo de científicos de la Universidad de Southampton (sur de Inglaterra), dirigidos por Jim Stevenson, que estuvieron analizando el comportamiento de un grupo de trescientos niños, de ellos 153 de tres años y 144 de 8 y 9 años y los efectos que los aditivos que se agregan por parte de la industria a refrescos y chucherías producían en este comportamiento, está claro que produce alteraciones importantes.
Entre estas sustancias figuraban las habituales en los productos de nutrición infantiles, el conservante benzoato de sodio (E211), utilizado en refrescos tipo Pepsi Max, Fanta o Sprite y los colorantes artificiales E104, E110, E102, E122, E124 y E129, presentes en la mayoría de caramelos y dulces que consumen diariamente los niños, así como en los aperitivos de maiz tipo Doritos.
Se detectaron en los niños indicios de hiperactividad, aún en aquellos que no la padecían con anterioridad al experimento, comportamiento bullicioso, pérdida de concentración, incapacidad para entretenerse con un sólo juguete o una sola actividad largo rato, o completar una tarea encomendada sin aburrirse antes de acabarla y mayor locuacidad.
La mezcla A, que incluía mayores niveles de aditivos, causó "significativos efectos adversos" en todos los niños de 3 años, sin embargo, reaccionaron de forma menos llamativa a la mezcla B, que contenía la media diaria a la que están habituados.
Los grupos de niños de mayor edad, mostraron efectos adversos tanto con la mezcla A como con la mezcla B.
Estos ingredientes están actuando como una droga. los padres deberían vigilar su ingestión por los niños ya que las autoridades no los prohiben y no lo hacen porque el negocio de los aditivos está valorado en más de veinticinco mil millones de dólares anuales, según el diario The Guardian. Como siempre, los intereses creados por encima del interés general de la población.

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