EXILIO DORADO

El hasta ahora Comisario General de la Policía Juan Antonio González



El cuerpo torturado de Arregui

Se abre un exilio dorado para Juan Antonio González, hasta ahora Comisario General de la Policía y conocido por su asistencia a la llamada "cena de la cacería de Jaén", que si recuerdan se realizó mientras era él jefe de la investigación del "caso Gürtel" y el juez que encarcelaba a los presuntos implicados, Garzón. Ambos cenaron aquella noche mientras los supuestos implicados gozaban, es un decir, de las delicias de los calabozos de la Audiencia Nacional. Por aquél caso ya tuvo que dimitir el entonces ministro de Justicia, Mariano Fernández Bermejo.

El hasta ahora comisario González ya se vio envuelto en un oscuro asunto en 1981, cuando el presunto etarra Arregui murió a consecuencia de las torturas recibidas en dependencias policiales. También jugó un papel cuando la huida de Luis Roldán y la entrega de 300 millones a Paesa por urdir la estrategia para traerlo de vuelta. Por cierto que en aquél triste capítulo de mentiras y simulaciones también participó otro policía importante, Rafael Bermejo García, que por casualidades de la vida ahora está nada menos que como comisario adscrito a la Fiscalía Anticorrupción, tan preocupada ultimamente en buscarle tres pies al gato a la financiación del PP, ¿no es curiosa tanta casualidad?

Por cierto que en los cuadernos de la llamada Operación Malaya, la de la corrupción urbanística de Marbella, aparecen con frecuencia las siglas JAG y se creyó que podrían pertenecer al comisario González, pero los dos inspectores de Asuntos Internos de la policía que investigaron el asunto, concluyeron que no se trataba de él. Claro que dichos inspectores son los mismos que investigaron la llamada telefónica de la Operación Faisán que alertó a ciertos etarras de su inmediata detención, con lo que pusieron pies en polvorosa. Hay que recordar que todo esto sucedía mientras Rodríguez andaba en conversaciones con la banda. El PSOE está siempre lleno de casualidades.

Pues ahora, en agradecimiento a los muchos servicios prestados han creado un puesto ad hoc para él, la Agregaduría de Interior de la Embajada de España en Brasil, retribuido nada menos que con 12.000 euros mensuales y todos los gastos pagados. Y eso que estamos en crisis, pues nada, se crean puestos para los amiguetes y se les paga espléndidamente.

Algún día nos enteraremos del por qué de esta repentina salida y es probable que haya gato encerrado tras ella, que estos no dan puntada sin hilo.