GRECIA EN LA UCI

GRECIA EN LA UCI

Grecia, gobernada por socialistas, recibió ya 100 millones de euros de la Unión Europea que han ido a parar no se sabe donde pero que desde luego no han servido para sanear las cuentas del país. Sus ciudadanos, indudablemente, no tienen la culpa de los políticos que padecen pero sí son los que más van a sufrir las consecuencias por los durísimos ajustes que será necesario hacer.  Francia y sobre todo Alemania, no están dispuestas ya a soportar más bromas, si ahora Grecia es rescatada de nuevo del caos con 110 millones de euros tendrá que tomarse muy en serio las reformas que deberá realizar.

La votación de ayer en el Parlamento griego fue muy ajustada y para la de hoy, de momento, el Ejecutivo cuenta solamente con 154 votos favorables después de que uno de sus diputados votara ayer en contra de las medidas de austeridad que Europa les exige, siendo inmediatamente expulsado del partido. Ayer la oposición en bloque votó en contra de las medidas de ajuste salvo, gracias a algunos trapicheos, cinco abstenciones y un voto de la derecha que pasó a la izquierda. Hoy necesitan como mínimo 151 votos para aprobar las medidas que faltan, si surge alguna deserción de última hora lo van a tener muy mal para aprobarlas.

Tampoco la derecha griega actuó bien cuando gobernó pues en esos años se amplió la deuda pública y la privada a límites insospechados. Es decir, en realidad Grecia lleva años en quiebra técnica, ni siquiera alcanzaba las condiciones para entrar en la Unión Europea y mintió descaradamente para poder hacerlo.

Y mientras, Atenas en estos días se ha convertido en un desastre debido a la oposición ciudadana a aceptar esas medidas de austeridad, los ciudadanos están hartos y la extrema izquierda aprovecha la ocasión para romper escaparates y destrozar comercios y mobiliario urbano. Los heridos son ya numerosos entre policías y manifestantes.

Sería conveniente que España prestara mucha atención a la crisis griega, primero por la cantidad de millones que tenemos allí expuestos a riesgo y, sobre todo, porque de no poner remedio vamos por el mismo o peor camino. O los políticos dejan de derrochar nuestro dinero o las vamos a pasar canutas.