Féretro de Benazir Bhutto ( Foto: AFP)
El asesinato de Benazir Bhutto va a marcar un antes y un después en Pakistán. El islamismo más radical está intentando adueñarse de las calles y tratando de socavar la inicial democracia del país.
Benazir Bhutto fue elegida por dos veces primera ministra de su país y acababa de volver del exilio para presentarse a las elecciones del próximo 8 de enero. Su padre murió ejecutado, su hermano Shawanaz, murió envenenado, su otro hermano, Murtaza, murió en un tiroteo con la policía, y ella misma se había salvado varias veces en otros atentados contra su vida, esta vez no pudo ser. Solo su hermana menor, Sanam, continúa con vida.
Si mañana va todo el país a la huelga general como pide la oposición, si se suspenden las elecciones, si los políticos no son capaces de mantener la calma y encontrar soluciones pacíficas, no solamente Pakistán, sino todos los países del entorno se van a ver afectados. La amenaza del integrismo islámico y la inestabilidad del Gobierno, en un país que dispone de armas nucleares es un tema muy preocupante.
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