lunes, 3 de diciembre de 2007
AUTISMO
A la izquierda, un cerebro normal, a la derecha uno autista en el que pueden apreciarse las diferencias.
Según un estudio realizado a 30 niños autistas en el Instituto Kennedy Krieger de Baltimore (EE UU), la fiebre restablece las comunicaciones entre las células en zonas del cerebro autista, devolviendo al niño la capacidad de interactuar.
Los niños con fiebre superior a 38º, tenían períodos de concentración más largos, más habla y mejor contacto visual con otros niños o adultos.
Se cree que la fiebre puede desbloquear temporalmente el autismo en los niños. Este hallazgo podría arrojar luz sobre los orígenes de este trastorno y dar pistas para su tratamiento y demuestra que el cerebro autista es capaz de alterar las conexiones actuales y formar otras nuevas en respuesta a diferentes experiencias o condiciones.
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