domingo, 23 de diciembre de 2007

LA ENFERMEDAD COMO COMPAÑERA INSEPARABLE

(Foto: Javier Sesma)


Sergio P.U., estudiante de diseño de páginas web, pamplonés, de 30 años, convive desde hace mucho con la enfermedad. Desde los 19 años descubrió que padecía Parkinson, esa enfermedad que muchos asocian con la vejez y que a él le llegó al final de la adolescencia, cuando empezó a notar que le temblaban exageradamente las manos después de hacer un esfuerzo, que se cansaba de forma inusitada para su edad.
Desde que fue correctamente diagnosticado vive rodeado de pastillas, que no le pueden faltar, pero en medio de todo, trata de llevar una vida normal. Cada seis horas debe tomar cuatro pastillas y media y cada tres, otra. Dice que un fin de semana, alguien le vio ingerirlas y le llamaron "pastillero", él contestó, "sí, pero por obligación".
Hay días que está muy bien y otros que está muy mal, estos últimos piensa que ya pasará. Que no es más desgraciado que otros por sufrir esta enfermedad, que cada uno tiene lo suyo y que el humor es la mejor ayuda para sobrevivir.

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