lunes, 27 de diciembre de 2010
INVADIENDO ESPAÑA
INVADIENDO ESPAÑA
Con tanto talante y poco talento nadie se está dando cuenta de que los extremistas islámicos están invadiendo España.
ABC publica que en 2010 se han celebrado en nuestro país nada menos que diez congresos salafistas, que en la práctica viene a ser traerse unos predicadores del sector más duro que convenzan a los asistentes de la necesidad del "califato universal". Como si no tuviéramos los españoles bastante con soportar al califa de Rabat.
Caminas por Barcelona y ves grupos de jóvenes musulmanes reunidos en las plazas en número de treinta o más, sin nada que hacer en todo el día más que maquinar maldades. Y ojo, que no se trata de racismo, hablo de ideas.
Hablo de tener el terrorismo islámico viviendo en Cataluña o Guadalajara y con cada vez mayor capacidad para perpetrar un atentado. Hablo de que desde las mezquitas se está predicando que la mujer debe estar con la pata quebrada y en casa, y si sale, con velo. Que es una religión que incita a la violencia contra la mujer desde el mismo Corán y que podemos tener un gran atentado yihadista en cualquier momento, porque el atentado ideológico lo tenemos aquí, ya.
Europa, y España dentro de ella, tiene una larga tradición cristiana que se remonta a muchos siglos y no podemos ni debemos andar jugando con fuego. Nos reimos del bobo que no quiere oír nombrar el jamón y denuncia a su profesor por hablar de eso, pero detrás de ese tipo de manifestaciones hay todo un entramado de intenciones para tratar de destruir nuestra civilización tal y como la conocemos. Y mucha culpa de como están las cosas la tiene el insensato de la Alianza de Civilizaciones.
Para una religión que aún vive en la Edad Media no hay alianza que valga, sólo buscan destruir y asesinar a todo el que no piense como ellos.
¿Cuantas catedrales hay en Arabia Saudí?, ¿Cuantas en Marruecos?, ¿Cuantas en Mauritania o Sudán? Ninguna, luego aquí sobran todas las mezquitas y es un grave error autorizar su construcción. Error del que no tardaremos mucho en arrepentirnos.
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