NAVIDADES ECONÓMICAS

NAVIDADES ECONÓMICAS

Desgraciadamente, muchos ni siquiera podrán celebrarlas pero aún los que todavía conservan algún tipo de ingreso, sea sueldo o pensión, han bajado el consumo de una manera que asusta a los comerciantes.

Se compra pollo y se da de lado al tradicional cordero, se buscan mejillones o marisco congelado y se olvidan las gambas blancas de Huelva que están ya a 60 euros el kilo por aquí. Al final va a resultar que la crisis va a devolver a la Navidad su verdadero sentido de unión familiar y expresión de afecto, más que atracones y borracheras.

Porque el alcohol anda también por las nubes si buscas calidad. Otra cosa que está ocurriendo es que la gente está consumiendo muchos menos dulces de los llamados tradicionales, o los hace en casa o directamente pasa del gasto.

Y los regalos navideños se han pasado al Amigo Invisible, de presupuesto moderado y con un regalito por cabeza, van chutando.

Hasta las cabalgatas de reyes serán este año más cutres que de ordinario y mira que muchas van de pena aún en años de abundancia, que parece que visten de mendigos en vez de Reyes Magos (y las calles las ponen perdidas de caramelos pisados y pegajosos).

Claro que como en todo hay siempre grados, los altos cargos de La Moncloa han confraternizado en una cena navideña celebrada en el Hotel Palace de Madrid, eso sí, en un comedor privado para que se note menos el exceso. Yo me pregunto si en esta época de crisis, con cinco millones de parados, no podrían prescindir, al menos por vergüenza, de este tipo de gasto suntuario que tan mal se aviene con lo de obrero y socialista.

Pero de una forma u otra, lo importante será olvidar por unas horas los problemas y si falla la lotería el próximo día 22, soñar con la del Niño; total, los sueños todavía son gratis.