jueves, 9 de junio de 2011

TIRANDO DEL HILO, SACAREMOS EL OVILLO



TIRANDO DEL HILO, SACAREMOS EL OVILLO

A nadie se le escapa ya que la pasividad de la policía con los acampados en Sol y sus algaradas, como la de ayer ante el Congreso de los Diputados, tienen mucho que ver con el interés personal de Freddy Pérez Rubalcaba. El 15-M, preparado con vistas al 22-M no le salió como esperaba pero ayer realizó un ensayo de seis horas de coros ante el Congreso con vistas a la que organizará el sábado 11 de mayo, cuando los nuevos alcaldes tomen posesión y comiencen a levantarse alfombras.

Los manifestantes ante el Congreso gritaban a la Policía, ¡Policía únete!. Inutil llamamiento porque ya hay muchos de ellos infiltrados en el movimiento por orden de su jefe supremo.

Pero como todas estas pancartas y manifestaciones no son más que ensayos a nueve meses vista, es decir, que ensayan como fastidiar las próximas elecciones, la España que ha cambiado, la que ha logrado deshacerse de estos vándalos económicos en las últimas elecciones y que tiene ahora mayor peso que la que continúa cautiva de los socialistas debe comenzar a presionar sobre lo más importante, porque solamente llegando hasta el final en eso, evitaremos que se repita. Me refiero a los verdaderos instigadores del 11-M.

¿Por orden de quién cercaron las sedes del PP de toda España aquellos grupos vociferantes? Por orden de Freddy. El mismo que andaba ya negociando con ETA antes de alcanzar el poder. Cuando Rodríguez gritaba desde el balcón de la calle Ferraz a los jóvenes enardecidos "¡No os fallaré!, ya sabía cómo iba a fallarles, a los jóvenes y a los de todas las edades.

Curiosamente, mientras los restos de un Talgo accidentado en 2003 en Tobarra, provincia de Albacete, causando el fallecimiento de dos personas y resultando heridas 24, han estado siete años sin desguazar por orden judicial y precintados todo ese tiempo, para que nadie los pudiera manipular y una vez desguazados, siempre se conservan muestras suficientes por si acaso, e igual se hizo con el convoy de metro accidentado en Valencia en julio de 2006, no se consideró necesario hacer lo mismo en cambio con los trenes que sufrieron el atentado del 11-M, el mayor de nuestra historia y con el mayor número de muertos, alguien ordenó que fueran destruidos a las 48 horas del atentado. Y ni siquiera sabemos de quién partió esa orden ni qué pruebas trataban de destruir.

La propia empresa que gestiona las infraestructuras ferroviarias, Adif, tiene en la Comunidad de Madrid una docena de amplias instalaciones dedicadas a diferentes operaciones de material ferroviario donde hubieran podido guardarse los trenes precintados y a disposición de la Justicia. ¿Por qué esa prisa por destruir pruebas? Para que no se pudieran investigar los restos y sustituir después las pruebas por cualquier otras convenientemente manipuladas.

Los abogados de la acusación no tuvieron la menor posibilidad de solicitar diligencia alguna de prueba sobre esos restos. Es más, centenares de prendas y objetos personales de las víctimas fueron incinerados, estos por orden del juez Del Olmo. Así como numerosos restos de objetos electrónicos fueron triturados.

De las numerosas pruebas recogidas por la Policía, nunca más se supo. Los restos que los Tedax recogieron y llevaron a su laboratorio, desaparecieron. Y al final las piezas que la Fiscalía presentó, no encajaban, ¿cómo iban a encajar, si eran amañadas? Al final, quizás a los trenes no subió ningún islamista y las bombas estaban ya situadas allí desde la madrugada por alguna mano negra que trataba de dar un golpe de estado. El juicio entero fue una farsa puesto que las pruebas no eran reales, sino puestas hábilmente en los sitios adecuados para ser halladas, pero tan burdas que la llamada "mochila de Vallecas", por ejemplo, nunca podría haber estallado porque una radiografía ha demostrado que tenía los cables sueltos.

Pues ha llegado la hora de tirar del hilo para llegar al ovillo, si el PP ahora se olvida de aquello y no lo hace, todos sabremos que les falta el valor suficiente para hacerlo. La juez Coro Cillán, en la causa contra Juan Jesús Sánchez Manzano, jefe entonces de los Tedax,  que tenía todas las pruebas encontradas a su cargo (las que desaparecieron sin dejar rastro), pretende llegar hasta el fondo del asunto y ya ha preguntado a la Audiencia Nacional si el juez Del Olmo ordenó destruir los trenes. Además, la juez cuenta con las declaraciones de un testigo, un ingeniero especializado en Mecánica de Máquinas, que presenció el traslado de los trenes. Esperemos que esta vez lleguemos de verdad al fondo y sepamos quién y por qué cometió el atentado. Los familiares de las víctimas y todos los españoles, tenemos derecho a saberlo y nunca olvidaremos.

2 comentarios:

Marga Morguix dijo...

Mal que les pese, muchos seguimos queriendo saber la verdad.
Un beso, guapa.

Ishtar dijo...

Cierto, Marga, y algún día se sabrá.

Supongo que estás bien, aunque hace tiempo que no te veo por MR. Me alegra saber de ti.
Un abrazo.