INSEGURIDAD JURÍDICA
Es la seguridad jurídica un principio del Derecho mundialmente reconocido y se basa en la "certeza del Derecho" tanto en su publicidad como en su aplicación, en la certidumbre de que se conoce o existen medios para conocer lo que está prohibido en una sociedad por el poder público y lo que no, tanto de uno mismo para con los demás como de los demás para con uno, es decir que cada indivíduo puede tener la certeza y garantía de sus derechos de modo que su situación jurídica no se vea modificada más que por procedimientos regulares y conductos legales establecidos, previa y debidamente publicados y que sean iguales para todos los ciudadanos.
Cuando esto falla, inevitablemente se produce el terror y la alarma social. Por ejemplo, tomemos el caso de un presidente autonómico que desde el año 2000 al día de hoy, a base de recibir regalos de caballos, obras en su hípica, muebles, un jaguar y permutas de pequeños pisos por grandes casoplones logra ampliar su patrimonio en seis millones de euros que quedan muy alejados de su sueldo y el de su esposa juntos. Es denunciado y el Tribunal Supremo dice que no ve motivo alguno para encausarle, que esos regalos han sido una muestra de amistad, y eso a pesar de que a cambio ha habido "favores" de por medio y cualquiera vería en ello cohecho propio.
Otro ejemplo, un presidente autonómico que concede a las empresas en que trabajan sus hijos muchos millones de euros en subvención, pues tampoco se considera delito, altruista que es el hombre con el dinero de todos.
Otro más, un presidente autonómico que miente, que dice que tiene facturas oficiales por 700 millones de euros que resultan ser de 2.600 millones y dice tranquilamente que habrán aumentado las facturas no por su mala praxis, sino por la "zozobra" del cambio político. Y ha puesto el gasto desde el autorizado de hasta el 1% a más del 6%. No ocurre nada, aunque no se sepa donde están la mayoría de cosas supuestamente impagadas, como ordenadores de última generación. Encima, el ex presidente autonómico del ejemplo anterior, el de las subvenciones, se permite opinar en este caso y decir que el que se atreva a quejarse, que no se hubiera presentado a las elecciones, como el chiste del que le toca la lotería, ¡que no hubiera jugado, ea!
Y llegamos a un presidente autonómico que presuntamente recibe unos trajes sin contraprestación alguna y en ese caso, todo el peso de la ley debe caer sobre él. Además en el proceso, iniciado por Garzón (con lo que ya pueden atar cabos), hay en principio cuatro trajes, el PSOE como acusación habla de nueve trajes, la fiscalía habla de doce trajes, el juez actual habla de once trajes de los cuales devolvió cuatro. Y ya, rizando el rizo, TVE (la voz de su amo Rubalcaba) hablaba ayer de veinticinco trajes. ¿Qué defensa sensata cabe ante tanto baile de trajes? Eso sin hablar de la manipulación de facturas que el mismo juez reconoce y de no admitir las pruebas que le exoneran. Y este caso pretende llevarse a un juicio con jurado, al que para seleccionarlo se le preguntará si conocen a la persona juzgada y conocen y tienen formada una opinión sobre el caso. ¿Habrá alguien en España que no tenga su propia opinión y no conozca todo este asunto de cabo a rabo?
Todo esto produce una gran inseguridad jurídica entre los ciudadanos porque la justicia en un Estado de Derecho no puede depender del partido al que pertenezcas o las simpatías que generes.
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