POR LA BOCA MUERE EL PEZ
Nos ha sobrecogido a todos el atentado de Oslo, Noruega. Que una persona, probablemente en solitario, pueda causar tantas muertes y desolación nos llena de horror y hace que la sociedad se pregunte cómo prevenir este tipo de comportamientos.
Es curioso que ninguna de las personas que trataban a diario con el asesino, un empresario de 32 años de aspecto común y corriente, notara nada extraño en él puesto que llevaba más de dos años preparando la matanza. Al menos alguna vez debe haber expresado sus ideas sobre emigración y religiones.
Pero si nos sobrecoge el alma la tragedia noruega y sus víctimas no nos sobrecogen menos las manifestaciones de Pérez Rubalcaba "el atentado duele más porque las víctimas son socialistas". Una opinión ruin y deleznable que lo define por entero. Cuando las víctimas no son socialistas se ve que le importan muy poco. Así comenzamos a explicarnos algunos de sus comportamientos a lo largo de su vida política. El dolor por las víctimas no depende para él de la empatía y la compasión (padecer con) sino de la ideología política que tengan. Avíados estamos con políticos de esta laya.
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