viernes, 1 de abril de 2011

UN PROCESO ENTRE IGUALES


UN PROCESO ENTRE IGUALES

Estamos que no salimos del asombro. El Gobierno se planteó la negociación con ETA, no como un abandono total de las armas, sino como un proceso entre iguales en el que los terroristas incluso, exigían explicaciones, ¡y el Gobierno las daba!.

Lo que se desprende de la actas de ETA, es que el Gobierno perdió por completo la dignidad y adoptó el lenguaje y las maneras de los criminales. Llegó a asumir en sus conversaciones con ETA que los más de 40 años de terrorismo y las más de mil víctimas eran parte de una "guerra" entre el Estado y la banda. Antes de comenzar el proceso de negociación, estábamos en guerra, aseguraron los representantes del Gobierno durante las conversaciones que mantuvieron, afirmando a los asesinos que "vosotros hacíais unas acciones y nosotros otras", "Vosotros matábais y secuestrábais y nosotros deteníamos y abríamos procedimientos judiciales" . Como si fueran la misma cosa.

Queda muy claro a lo largo del diálogo, que el Gobierno de Rodríguez Zapatero pone al mismo nivel los crímenes de una banda terrorista y las acciones llevadas a cabo por un Estado de derecho conforme a la legalidad y la justicia.

Ésta conversación se mantuvo el 27 de octubre de 2006, según dejan claro las actas de ETA, a los cuatro días de que la banda robara 300 armas en Francia, cosa que los negociadores se supone que no pensarían que eran para el tiro al plato.

Los negociadores amagaron con romper las conversaciones, pero consultando con Rodríguez, decidieron seguir adelante, según consta en las actas, que hay que aclarar que son para consumo interno de la banda, es decir para dejar constancia para su propio uso de la realidad. Ni mienten ni exageran, ponen en ellas los datos exactos sin apartarse un ápice de la verdad.

Se habló de la puesta en libertad de detenidos recientes y de un grupo de terroristas presos que estaban enfermos. Entre ellos, el secuestrador de Ortega Lara, Jesús Uribetxeberría, al oír el nombre, el negociador del Gobierno dijo, "ese es el secuestrador de Ortega Lara, ¿no?", pero los etarras contestaron, "¿cómo dices? Habría que decir que es el que tiene cáncer, ¿no?".

En esa misma reunión se habló de cambiar al fiscal del caso de José Ignacio de Juana Chaos, porque se negaba a pedir de dos a cuatro años de prisión.

La indignidad del Gobierno llegó hasta el punto de comentar con los terroristas lo acordado con Francia y Suiza en materia de terrorismo. Así, ante el robo de armas en Francia, les dijeron "que eso significaba un bloqueo de nuestras posibilidades políticas y logísticas en lo que respecta a Francia y Suiza", "¿Y qué era lo pactado con estos dos países?", preguntan los terroristas, según aseguran las actas, el representante del Gobierno explica "existe un teléfono de seguridad, pero Francia se encuentra en una situación incontrolada y unicamente acepta no realizar detenciones si se mantiene el alto el fuego", "y Suiza "se presta a facilitar el paso de los negociadores (etarras) siempre que la tregua tenga credibilidad". El representante del Gobierno se compromete a que las conversaciones tengan efecto en el tema de los presos.

Y se hace referencia tranquilamente a sus acciones terroristas en el propio lenguaje etarra, "los efectos de vuestras acciones eran inmediatos, matábais  y morían, secuestrábais y cobrábais el rescate". Aceptaban como si tal cosa los hechos como si fuese realmente una guerra entre dos bandos. Hicieron dejación del Estado de derecho a lo largo de todas las conversaciones y se convirtieron en sus iguales, poniéndose al mismo nivel.

Es decir, estos han ido todavía un paso más allá que González en la indignidad. Y lo peor es que tenemos una oposición que sabe que meterse en el terreno de defender la dignidad del Estado no da votos, porque ya lo intentaron en 2008 y Rodríguez ganó las elecciones, y todo esto se sabía de sobras que estaba ocurriendo. Por eso la oposición se centra en la economía y el paro, porque hemos llegado a un punto en este país en que los votos cuentan más que la dignidad, y hablar del paro, sí da votos. La dignidad del Estado de derecho y el respeto a las víctimas, no los da. Ese es el mayor problema de esta sociedad y la gran vergüenza. De la crisis saldremos algún día, la dignidad perdida, nunca se recupera.

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