VIVIR DE LUJO
Para que luego hablen del sueño americano y de la posibilidad de que en EEUU un botones llegue a presidente del Banco en unos años. Tenemos en España el mejor ejemplo de escalar rapidamente en la escala social, un jugador de balonmano, Iñaki Urdangarín, llamado Chiqui familiarmente, ha pasado en menos que canta un gallo del balón de juego al balón del pelotazo.
Se trasladó Urdangarín a Whashington con su esposa, la infanta Cristina y todos sus niños, huyendo de los rumores que lo relacionaban con negocios turbios. Allí parece que cobran entre ambos más de un millón de euros anuales. Urdangarín cobra como consejero de Telefónica y representante de la compañía en EEUU (qué socorridos son estos cargos) unos 750.000 euros anuales. Pero además Telefónica se hace cargo del alquiler de la casa que ocupan en el exclusivo barrio de Chevy Chase, donde residen los más poderosos, las facturas escolares de sus hijos en el exclusivo liceo de Rochambeau y los frecuentes viajes privados que la familia al completo realiza a España, bien para ver a la familia Real o a los parientes de Urdangarín en Vitoria.
Aparte de esto, los viajes oficiales, por ejemplo para asistir al desfile militar del pasado 12 de octubre, Fiesta Nacional, los abona el Ministerio de Asuntos Exteriores. Asímismo, es el Estado el que abona todos los gastos de los cinco miembros de las Fuerzas de Seguridad del Estado, que cambian cada tres meses, que los acompañan diariamente en EEUU, y que salen por más de 400.000 euros anuales entre sueldos, dietas, alquiler de vivienda etc...
La infanta Cristina cobra a su vez como directora del Área Social de la Fundación La Caixa unos 250.000 euros anuales. Y luego tienen todos los negocios que han ido montando, y por los que ahora andan en entredicho, en los que llegaron a figurar como miembros de una de las sociedades sus hijos Juan y Pablo Urdangarín. Lo dicho, una ascensión meteórica, aunque para ello tuviera que abandonar una novia de años, pero es que cuando se fija en uno una infanta de España, es muy difícil resistirse.
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