domingo, 28 de septiembre de 2008

EL FUERTE DE SAN CRISTÓBAL

Entrada al Fuerte de San Cristóbal

Las famosas botellas para los muertos. Miren con respeto y detenimiento las fotos siguientes, porque es mucho el dolor encerrado entre esas paredes que deberían ser convertidas en Museo del Horror, de lo que nunca debería volver a ocurrir, Museo de la Memoria dramática de lo que fue la represión de los que ganaron la guerra sobre los que la perdieron.


Placa sarcástica que luce en el fuerte






Los muertos de las botellas
Las interminables y aterradoras galerias

El Fuerte de San Cristóbal, oficialmente llamado de Alfonso XII, es una antigua fortaleza militar comenzada a construir en el monte Ezcaba en el siglo XIX, próximo a la ciudad de Pamplona, tras las últimas guerras carlistas, como fortaleza defensiva, sobre terrenos que antes albergaron una ermita primero y más tarde una basílica dedicada a San Cristóbal, de ahí el nombre popular. Nunca llegó a ser fortaleza de defensa y acabó en cárcel. En 1934 fue inaugurado como penal militar. Había tardado en construirse 40 años, por eso ya no sirvió para la idea original.
Son tres pisos con muros cubiertos por metros de tierra y rodeados por un amplio foso. Se construyó volando la cumbre del monte y excavando desde arriba hacia el interior.
El 22 de mayo de 1938, 795 reclusos lograron escapar de allí, desgraciadamente solamente tres lograron llegar a Francia como era la intención de todos, los demás, bien por sus escasas fuerzas o por las dificultades del terreno, fueron capturados y fusilados posteriormente o muerieron tiroteados en la huída. Leopoldo Pico, de 27 años, natural de Rasines fue el cerebro de la fuga, la mayoría eran presos republicanos. De la magnitud de la fuga da idea que fueran casi 800 los presos fugados, habiendo 2.500 en total en el penal. De ellos 585 fueron capturados vivos y juzgados en Consejo Sumarísimo de Guerra, 499 de estos eran condenados por delitos políticos posteriores al 18 de julio del 36. Leopoldo murió fusilado antes del juicio, según el fiscal, en el monte, según algunos supervivientes. Era dirigente del Partido Comunista en Bilbao.
Sus interminables túneles de pesadilla, aptos para vehículos de motor, conforman un escenario de película de terror y sus paredes que aún rezuman agua, nos recuerdan el drama de los que allí vivieron sus últimos meses de vida.
También hay allí un cementerio, en la ladera norte del monte, a 500 metros del fuerte, el llamado cementerio de las botellas, porque los muertos eran enterrados con una botella entre las piernas en las que introducían un papel con sus datos. Muchas botellas se rompieron o los tapones se estropearon y los papeles desaparecieron, así que muchos muertos sin nombre de toda España, yacen allí olvidados de todos. En ocasiones, la tierra saca a la luz un nuevo esqueleto.
La vida en el fuerte debió ser terrible por las condiciones de humedad e insalubridad de la construcción, sin apenas luz interior y con las paredes permanentemente húmedas y, sobre todo, sabiendo que lo más probable era que murieran allí, sin volver a ver a los suyos.
Es impresionante leer los testimonios, escritos en muchos casos con las mismas uñas en la roca, rascando letra a letra, de los que por allí pasaron y tal vez murieron, soñando con la libertad.

2 comentarios:

MolyGalicia dijo...

Y aún así algunos niegan lo evidente.....y todavía dicen que lo pasado es mejor olvidarlo.....por??...porque les conviene olvidar lo imperdonable no??....pues ya va siendo hora de que todo el mundo vea y sepa esto, precisamente para que no se olvide y no vuelva a ocurrir....

Mil besos reina!!!

Ishtar dijo...

Es verdad, que se conozca por lo menos para que nunca se repita el horror.
Un abrazo.