LOS COLETAZOS DE LA SERPIENTE

Descanse en paz Luis Conde de la Cruz

Los bomberos comprobando los daños producidos por el coche bomba en Santoña

Estado en que quedó Caja Vital tras el atentado

La serpiente se revuelve, herida, y ataca en sus coletazos indiscriminadamente a todos los Poderes, el Económico, con el atentado a la Caja Vital, el Político, con el intento de secuestro, frustrado porque se equivocaron de víctima, y el Militar, con el fallecimiento del brigada Luis Conde de la Cruz, de 46 años, y a estos Poderes habría que añadir que, al llamar un minuto antes de las bombas, aligeran sus conciencias siempre preocupadas por el más allá, no olvidemos que la banda nació en las sacristías y allí se nutrió y se cobijó cuando fue necesario, frente al Poder de la Iglesia.
Muchas voces se alzarán ahora diciendo que es la respuesta a las resoluciones judiciales respecto a los partidos afines a la banda, ilegalizando a ANV y EHAK-PCTV, así como condenando a 10 años de cárcel a la cúpula de Gestoras pro Amnistía pero hay que recordar que antes de estas resoluciones también asesinaban, llevan decenas de años asesinando y cuando no asesinan es porque, afortunadamente, se equivocan, como en el caso de la bomba lapa que fue detectada en la comisaría de Basauri, después de que el policía al que se la habían puesto hubiese recorrido, con ella en el coche y sin saberlo, más de diez kilómetros desde el barrio bilbaíno de Zorroza, en compañía de un familiar, hasta la comisaría. Tuvieron mucha suerte, porque la intención de la banda es siempre hacer el mayor daño posible.
Pero los tiempos han cambiado. Se negoció, se perdió un tiempo precioso, se permitió que llegaran a los Ayuntamientos y ahí están, pero aquello pasó. Ahora Gobierno y Oposición están de acuerdo en que la mejor forma de acabar con la banda es desde la legalidad, ni Gal ni hacer manitas bajo la mesa, delincuente cazado, delincuente encarcelado, y si es posible, cuarenta años a la sombra. Y que recuerde la banda que sus propios presos se están cansando de la situación. El Estado de Derecho puede estar hoy de luto por ese asesinato, pero vencido, nunca.