Rodríguez Zapatero
Patera con subsaharianos
Invernaderos de Almería
Violencia desatada por la muerte de un subsahariano
El asesinato de un senegalés en un barrio marginal de Roquetas que se levantó en los años setenta para 200 familias obreras y hoy habitan nada menos que ocho mil personas, muchos de ellos llegados en cayuco a España, es solamente la primera señal de que aquello, como otras muchas provincias españolas, es un polvorín a punto de estallar.
Allí, como en Cataluña, como en muchos otros lugares de España viven (malviven) hacinados y sin perspectivas de tener empleo, miles de subsaharianos que, ante la crisis que atravesamos, acabarán recurriendo a la violencia.
Es muy posible que no sea la raza el problema, allí conviven ( es un decir) gitanos, magrebíes y subsaharianos, paseando todo el día sin saber qué hacer puesto que no hay trabajo. Tratan de sobrevivir gracias a la beneficencia, o la droga.
El que logra empleo en los invernaderos, obtiene 5,04€ por hora trabajada, pero los sin papeles no obtienen empleo porque los empresarios ya no se arriesgan. La frustración convive aquí cada día con la droga, el hambre y la violencia.
Hemos pasado de aquél "papeles para todos" de Rodríguez a darse cuenta de que tiene una bomba de relojería entre las manos que está a punto de estallar. Y, como es costumbre en él, al no saber gestionar la crisis, espera a que estalle y después "ya veremos".
No hay más que dar un paseo por las ciudades y ver la cantidad de grupos de subsaharianos y magrebíes ocupando las plazas a todas horas porque no tienen trabajo. En la Barceloneta, playa de Barcelona, han tenido que poner cabinas donde guardar los objetos de valor porque ya no es que te los quitaran mientras te bañabas, sino contigo allí, sentado en la toalla.
No es una cuestión de racismo, es una cuestión pura y simplemente económica. En tiempos de crisis, serán los emigrantes quienes más sufran por desempleo y, al final, el hambre hará estallar la violencia por todas partes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario