lunes, 3 de octubre de 2011

EL JUEZ DEL OLMO VUELVE A CUBRIRSE DE GLORIA



EL JUEZ DEL OLMO VUELVE A CUBRIRSE DE GLORIA

Juan del Olmo Gálvez, que como titular del Juzgado de Instrucción número 6 de la Audiencia Nacional dirigió la nueva oficina judicial, creada el 17 de marzo de 2004, donde se instruyó la investigación de los atentados terroristas perpetrados en Madrid el 11 de marzo, el mismo juez que el 20 de julio de 2007 ordenó, a petición del fiscal general del Estado, Conde Pumpido, la retirada de los quioscos de la revista El Jueves con la caricatura de los nunca identificados pero perfectamente reconocibles Principes de Asturias en actitud sexual explícita, nos sorprende de nuevo con una sentencia originalísima.

 Llamar "zorra" a la propia esposa no constituye menosprecio o insulto sino la descripción de un animal que debe actuar con especial precaución, según la sentencia del juez.

Y decirle al hijo común, en conversación telefónica, que "vería a su madre en el cementerio en una caja de pino", es solamente un comentario intrascendente.

En vista de eso, revoca la sentencia que condenaba al acusado a la pena de un año de prisión por un delito continuado de amenazas en el ámbito familiar y nos dice que él no aprecia ese delito, por lo que lo condena a 8 días de localización permanente por una falta de "amenazas leves".

 Luego se asombra la sociedad de la cantidad de mujeres que mueren a manos de sus parejas; si partimos de la base de las "ideas" del juez y  amenazarte con verte en un ataud es una amenaza leve y llamarte "zorra", casi un elogio, ¿qué será necesario decir a una mujer para que la Justicia tome alguna medida antes de que haya más muertes?

Si las mujeres no salen en masa a la calle a protestar por sentencias como esta, es que tenemos la Justicia que merecemos.

Y hablando de cabezas que funcionan nada más que regular, el Gobierno vasco acaba de otorgar el Premio Euzkadi de Ensayo a un etarra fugado de la cárcel desde 1985 (Joseba Sarrionaindía). Y digo yo que esos 18.000 euros del Premio deberían dárselos a las víctimas y al fugado echarle el guante de una vez por todas.¿ O no?.
 

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