SE HA PERDIDO EL OREMUS
Estamos asistiendo al juicio del caso del asesinato de Marta del Castillo y dándonos cuenta de como se ha permitido que tres ciruelos de tercera y dos de segunda hayan puesto en jaque a toda la sociedad, se hayan burlado de todos, incluida la familia de la víctima, y lo sigan haciendo incluso delante del Juez.
Pero el mismo camino lleva la desaparición de dos niños en Córdoba, son incapaces de sacarle al padre qué ha hecho con ellos, y acabarán soltándolo sin que llegue a saberse.
Y qué decir de la que tienen formada los entusiastas de ETA. Un cocinero asturiano afincado en Nueva York hasta se ha ofrecido para reinsertar etarras en sus fogones. Esto no extraña mucho si recordamos con cuanto entusiasmo pagaban los cocineros vascos el impuesto revolucionario, con el mismo entusiasmo que te clavan un puñado de euros por cualquier plato de su cocina.
Y después del comunicado de la banda terrorista, que hacía el número doce de los que llevan sacados a la luz anunciando que dejan de matar, ahora vienen las prisas por meterlos en la política nacional y, por supuesto, para situar a los asesinos en el parlamento vasco.
Tienen completamente diseñado el programa de sus proyectos y exigencias, como tengo dicho al final no sólo pedirán anexionarse Navarra e independizarse, sino que les indemnicen por los años que han estado asesinando y les den incluso una pensión compensatoria o alguna medalla que lleve anexa una pensión.
Ya anda el presidente del PNV, Iñaki Urkullu, moviendo hilos y exigiendo acercamiento de presos y "que se den pasos". Tantos años asesinando y ahora tienen prisa los asesinos, no pueden esperar ni a las próximas elecciones del 20-N. Y las víctimas asisten estupefactas a estas cínicas operaciones, al final, con tanta búsqueda de "soluciones técnicas" para los asesinos, acabarán culpabilizando a las víctimas de estar ahí.
Pero la obligación del Estado es perseguir el crimen y encarcelar a los asesinos, no lo olvidemos. El Estado no puede ni debe aceptar chantajes de criminales.
Y es hora de que la sociedad se defienda. El próximo día 29 habrá una manifestación en la plaza de la República Dominicana de Madrid, la plaza en la que el 14 de julio de 1986 los etarras hicieron estallar un coche bomba al paso de un microbús que trasladaba jóvenes guardias civiles. Murieron doce personas en el atentado. La sociedad debe expresarse y dejar oír su voz asistiendo a esa manifestación. Porque hasta ahora sólo han hablado los políticos.
Pero la sociedad española debe decir alto y claro si quiere que saquen de la cárcel a todos los presos etarras como pretenden sus afines, así como los más de trescientos asesinos etarras que quedan aún por juzgar, y si quiere que les sean otorgadas prebendas para pagar sus asesinatos. Si los políticos han perdido el oremus, al menos que la sociedad no lo pierda. Y los políticos que defiendan a los asesinos que lo digan clarito, para que todos sepamos a qué atenernos el 20-N. Si por razones de agenda electoral algunos dirigentes de partidos políticos no pueden asistir a esta manifestación ni decir claramente lo que piensan, quizás nosotros, por razones de dignidad y honradez, tampoco les votemos en las próximas elecciones.
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