viernes, 11 de junio de 2010

QUE LOS MUERTOS DESCANSEN EN PAZ



QUE LOS MUERTOS DESCANSEN EN PAZ

La sociedad parece haber enloquecido y perdido las buenas costumbres, por ejemplo la de la discreción, que nos ayuda a evitar el ridículo.
Es vergonzoso que a los muertos los esgriman también en las peleas familiares como si fuesen un trofeo.

El ser nuevo rico se ve que no es garantía de buena educación. A la muerte de Luis García Cerezuela, constructor que se  enriqueció a la sombra de Felipe González, en su familia se ha desatado la guerra en las televisiones, las revistas y hasta las esquelas. La que figura en la foto es la de su hija Yolanda, cuyo novio se ha paseado ya por alguna televisión para contar su salida del armario y su noviazgo, como si nos pudiera importar mucho (aunque perteneciendo el novio a la familia que pertenece, España conoce ya su vida y milagros contados por ellos mismos previo pago, en ocasiones el padre, otras la madre, la hermana, la madrastra o él mismo).



Luego se ha publicado la esquela de la segunda esposa, mucho más discreta, pero en la que figuran otros nietos diferentes a los que figuran en la primera. 

Y esto sin contar el espectáculo del entierro, cuando la hija que publica  la primera esquela se empeñó en leer una carta al padre en pleno funeral.

Parece la trama de una novela negra. Si esto es con las esquelas, ¿qué va a ocurrir cuando se abra el testamento?

2 comentarios:

Marga Morguix dijo...

De verdad que no se puede ser más ridículo que la hija de este señor.
Primero: los trapos sucios se lavan en casa. A nadie le importa si se casó 2, 3 o 70 veces, ni sus historias familiares.
Segundo: qué menos que respetar la vida y voluntad de su padre, que sus razones tendría para divorciarse y formar una nueva familia.
Y, tercero: como bien dices, hay que dejar tranquilos a los muertos.

Ishtar dijo...

Tengo la impresión de que hay alguien que se está aprovechando de una personalidad emocionalmente inestable. Es triste que nadie lo impida.
Un abrazo.