martes, 9 de octubre de 2007

EL ANGEL AZUL

Marlene Dietrich, es decir, Maria Magdalena Dietrich Von Losh, era hija de un teniente de la Policía Real prusiana del que quedó huerfana muy niña. Su madre soñaba con hacer de ella una violinista célebre, pero el destino guardaba un as diferente para Marlene. Pronto abandonó el violín y comenzó a acudir a la Escuela Teatral de Max Reinhardt. No era una gran actriz, pero ya entonces se presentaba en clase rodeada de glamour, un velo de gasa que le arrastraba, una boa de plumas, un sombrero inmenso o hasta un perro llegó a llevar a clase para deslumbrar al resto de sus compañeros.
Marlene había nacido en diciembre de 1901, por lo que el Berlín de los años 20 fué su mejor escuela. En aquel tiempo Berlín era el paraiso de libertad, cafés -teatro, cabarets, teatros de lujo, fiestas y el esplendor del dinero que corría alegremente por la ciudad. Allí comenzó a trabajar Marlene, cantando en los cafés. Por entonces hizo su primera aparición en el cine en un corto papel, pero gracias a él conoció al que sería su marido y padre de su única hija, María. A pesar de todos sus posteriores devaneos, nunca se separaron legalmente.
Ya por entonces salía a cantar con esmoquin masculino que resaltaba sus curvas y su voz baja y ronca enloquecía al personal. Un día, fué descubierta por Stemberg, que buscaba protagonista para su próxima película, y que quedó prendado de aquél rostro entrevisto bajo el humo de los cigarrillos, iluminado desde arriba y aureolado de oro como un angel, había encontrado su Angel azul. Después de rodar esta película, vinieron muchas más, ambos viajaron a Hollywood, allí ella adelgazó 15 kilos por orden de él, ya que era propensa a engordar y aficionada a la buena mesa, se dejó extraer las muelas del juicio para potenciar sus pómulos, acentuó su palidez y depiló sus cejas hasta dejar un delgado hilo. En cinco años rodaron títulos memorables: El Angel, azul, Marruecos, Fatalidad El expreso de Shanghai, La Venus rubia, Capricho Imperial y El Diablo es una mujer.
Marlene se embutía en trajes-fajas, diseñados expresamente para ella, que le reducían varias tallas, aún así, su lucha con los kilos fué una constante en su vida porque le encantaba cocinar y era feliz siendo el ama de casa de cada nuevo o nueva amante, que de todo hubo. Los abrigos, plumas, joyas que lucía en sus películas se hicieron famosos, la gente no la concebía ya vestida de calle. Sus maravillosas piernas, que hicieron soñar a miles de hombres, estaban aseguradas en millones de dólares y eso que seguía sin ser una gran actriz pero, desde luego, era una estrella.
Es importante resaltar que le dijo no a Hitler y se convirtió en una activa militante antinazi. Juró no volver a su país mientras Hitler estuviera en el poder. Su canción, Lilí Marlene, se convirtió en un símbolo para los combatientes de ambos bandos, alemanes y aliados. En 1947, EEUU le concedió la Medalla de la Libertad, la más alta condecoración civíl que se concedía entonces.
Con sesenta años, abandonó el cine y se dedicó a cantar por toda Europa con aquella voz, grave, tremendamente sensual, carnal, lasciva, que la gente adoraba. Cuando tomó conciencia de su verdadera edad, se encerró en Paris, en su casa de la Avenue Montaigne y nunca más puso un pie en la calle. Murió en 1992, a los 91 años. Aunque, como le dijo un día Ernest Hemingway, "La muerte no puede tocarte, Marlene. Tú eres inmortal.



He aquí un poco de ese glamour que la caracterizó.

No hay comentarios: