¿PUEDE QUEBRAR EL ESTADO?

Felipe II
El Emperador Carlos I

Por supuesto el Estado puede quebrar, igual que una empresa, cuando no pueda hacer frente a sus deudas. Y en diversas ocasiones a lo largo de la historia el Estado no pudo hacer frente a esa deuda. Es algo que nos viene a la cabeza ahora cuando no sólo España, sino la mayoría de los países optan por acudir a la Deuda Pública para afrontar la crisis, esa deuda de los estados puede ser la causante de una crisis mucho más grave que la actual.
La Corona de España suspendió pagos durante los reinados de Carlos I y Felipe II porque gastaron más de lo que ingresaban, porque todo el río de oro que fluía desde América, en lugar de enriquecer a España fluía hacia los banqueros europeos y se gastaba en ampliar el Imperio.
El intervencionismo nunca fue la solución, ya Alfonso X el Sabio se mostraba perplejo de que su decisión de buena voluntad de marcar los precios fuera un tremendo desastre para Castilla y provocara terribles hambrunas entre la población.
Cualquiera puede entender que si una persona gasta más de lo que ingresa ese estado de cosas no se puede mantener mucho tiempo, se produce un desequilibrio insostenible. Pues bien, eso mismo ocurre con el Estado si se dispara la Deuda Pública, si se toma la costumbre de que para cualquier cosa que se desee hacer basta con emitir más Deuda Pública y para obtener votos de los ciudadanos además, bajan los impuestos. Baja el IRPF, el IVA y el Impuesto de Sociedades y el gasto, en cambio, se incrementa, entre otras cosas porque nos vemos obligados a afrontar un paro mayor, que ya ronda los cien mil nuevos parados al mes y la amenaza de nuevos despidos por parte de las empresas.
Los Ayuntamientos nos asfixian cada vez con más impuestos, pero como no son capaces de controlar el gasto, están prácticamente en la ruina.
El Estado está recortando su inversión en infraestructuras necesarias, recorta gastos en la Guardia Civil, Ejército, Policía Nacional, anuncia recortes en las pensiones de los funcionarios, está recortando las partidas presupuestarias a las Universidades, que son el vivero de los intelectuales del futuro, está claro que se acerca una quiebra del Estado español, no hay más que ver pelar las barbas del vecino, léase Islandia, para darse cuenta que estamos ante una situación gravísima y, sin embargo, como los músicos del Titanic, el Estado hace sonar sus violines mientras nos hundimos.