EL JUEZ BALTASAR GARZÓN EN EL BANQUILLO

EL JUEZ BALTASAR GARZÓN EN EL BANQUILLO


Hoy, por fin, después de numerosas recusaciones y dilaciones de todo tipo se celebra la vista, Baltasar Garzón se enfrenta a penas de inhabilitación que, de aceptarse, conllevarían la pérdida de su condición de juez.


En España no tenemos una Justicia con fiscales que investiguen ni jueces que definan los límites de la instrucción, tampoco unas leyes suficientemente duras, como hemos visto recientemente en el caso Carcaño, que si no se llega a autoinculpar él mismo a estas horas habría salido absuelto como todos los demás que presumiblemente intervinieron en el crimen de Marta del Castillo. Pero existe el derecho a no declararse culpable, el derecho de defensa y el  secreto profesional de los abogados, pilares básicos del ordenamiento procesal del Estado de Derecho que las escuchas de Garzón truncaron.


Pero en el caso de Garzón no está todo dicho porque igual se saca algo de la manga y se suspende la vista. Para quien no lo recuerde, Garzón está acusado de delitos de prevaricación y contra las garantías constitucionales por ordenar la intervención de las entrevistas celebradas en los locutorios carcelarios entre  los imputados del caso Gürtel y sus abogados, que creyéndose resguardados por la confidencialidad que la ley concede a las relaciones preso-abogado, hablaban con ellos libremente y preparaban las respectivas defensas.


A toda esta información tuvieron acceso el juez instructor (Garzón), la Policía y la Fiscalía, destruyendo así el derecho de defensa de los procesados. Por eso ahora aquellos imputados escuchados subrepticiamente por el juez, así como sus abogados, se han querellado contra él. Y ahora la Sala del Supremo, integrada por siete magistrados, tendrá un juicio oral para escuchar a las partes y decidir si Garzón cometió o no delito.