sábado, 14 de enero de 2012

LA SOLEDAD DE LA REINA




LA SOLEDAD DE LA REINA


Con motivo de la publicación del libro de Pilar Eyre "La soledad de la Reina: Sofía una vida", en La esfera de los libros, andan periódicos y revistas abundando en la pena que da la soledad de la Reina.


Un poquito de objetividad nos hace falta a todos. Cierto que a nadie le gusta ver al yerno y la hija metidos en semejantes berenjenales como los que atraviesan Iñaki y Cristina y cualquier madre en semejantes circunstancias lo pasaría mal, cierto también que cualquier mujer sufriría si el marido se le despendola una vez y otra durante años con la primera que pasa y cierto, sobre todo, que cada cual piensa siempre ¡para dolor, el mío!, pero deberíamos analizar cuantas madres están sufriendo por sus hijos sin culpa de estos.


Por ejemplo, porque han perdido el trabajo y les quitan la casa, o porque les asesinan la hija, como a los padres de Marta o a la madre de Sandra Palo, y ven, además del dolor de la pérdida, que la Justicia no hace lo suficiente. La pérdida de un hijo sí que es una soledad que nada puede llenar y cuando la pérdida se produce en circunstancias trágicas, peor aún.


Para desesperación y soledad la de aquellos que ven a sus hijos llorando de hambre sin poder darles ni un trozo de pan, la de los que ven que les cortan la luz, que les cortan el agua, que les desahucian de la casa que con tanto esfuerzo compraron porque ya no pueden seguir pagándola, y se ven solos, sin tener adonde ir y sin que nadie les tienda una mano.


Que la soledad de la Reina es menos soledad cuando se va a su apartamento de Londres y pasea con sus hermanos, sobrinos etc...y allí va de compras o al teatro, o cuando viaja a India con su hermana o a Mallorca y se pasea en el yate Fortuna. Las penas con pan son menos, dice un refrán español. Pero a estas alturas de la crisis muchas madres españolas se ven con penas y sin pan, y eso sí que es desesperante.


Es siempre lamentable el sufrimiento de alguien, pero es más lamentable en los que carecen de comida, casa y abrigo, en los que no tienen a nadie que les ayude y todos les dan la espalda. En un Palacio, la soledad y la tristeza son mucho más llevaderas, no nos engañemos.

3 comentarios:

Maryam dijo...

Pobrecilla su Majestad la Reina... Compasión de ella debemos de tener. Menos mal que ya mismo se reúne con sus coleguis de Bidelberg...

Anónimo dijo...

cada una se consuela como puede y como quiere.

Ishtar dijo...

Entiendo que como madre sufre por su hija, pero como Reina, Maryam, su deber es ajustarse al papel encomendado. Ironías aparte todos desempeñamos un papel en la vida, el papel al que nos abocan nuestro nacimiento, profesión, decisiones personales, y no vale echarse atrás cuando el papel ya no nos gusta. Es necesario ser coherentes con nosotros mismos y, sobre todo, no engañar a nadie. Saludos.