lunes, 16 de enero de 2012

MANUEL FRAGA




MANUEL FRAGA


Falleció ayer noche en Madrid, a los 89 años, de una parada cardíaca, Manuel Fraga. Comenzó su carrera política en 1951, por lo que fue testigo de excepción del siglo XX;  de la política de Franco, del que fue embajador en el Reino Unido y Ministro de Información y Turismo, y de la llegada de la Democracia, siendo vicepresidente y Ministro de Gobernación en el primer gobierno del reinado de Juan Carlos I. Y más tarde eurodiputado en Estrasburgo. Pero no solamente fue testigo de la Historia sino que contribuyó a cambiarla.


Fraga fue uno de los siete ponentes encargados de redactar la Constitución de 1978. Fundador de Alianza Popular, que en 1989 refundó, pasando a llamarse desde entonces Partido Popular, haciéndose entonces cargo de él José María Aznar y siendo hoy el partido que está en el Gobierno para tratar de arreglar los desaguisados de Rodríguez y compañía. 


Fue también Fraga presidente de la Xunta de Galicia desde 1990 hasta 2005 y desde 2006, senador por el Parlamento gallego.


A lo largo de su vida recibió numerosas condecoraciones, tanto españolas como internacionales, así como premios y reconocimientos académicos y ha publicado más de 80 libros. Fue número uno en las oposiciones a letrado en las cortes con tan sólo 23 años y también número uno en la carrera diplomática, e igualmente número uno para obtener la cátedra de Derecho Político en la Universidad de Valencia con 31 años. Y en 1953 gana la cátedra de Teoría del Estado y Derecho Constitucional de la Universidad Complutense de Madrid.


La ley de Prensa, que se conoce como ley Fraga, que presentó en las Cortes en 1966, que suprimía la censura previa, fue una apertura dentro del franquismo a nuevos modos de hacer las cosas.


Tantos años de servicio público en cargos políticos relevantes dan para mucho y quizás hoy haya gente que resalte sus errores, que los ha tenido como todos los tenemos porque nadie es perfecto, pero hay dos valores que nadie, ni sus más acérrimos enemigos podrán negarle: ha sido durante toda su vida un trabajador incansable y un hombre honrado a carta cabal. Estas, en la época en que vivimos de tanto trapicheo, tanto fondo de reptiles, entidades sin ánimo de lucro de las que se lucran las más altas esferas, y mil y una componendas, son virtudes de altísimo valor.


Porque si este hombre hubiera querido enriquecerse con la política en sus 60 años ocupando cargos no le habrían faltado ocasiones, imagínense, fue nada menos que el artífice del despegue del turismo en España, aquella España que iba aún en alpargatas y en la que tantos se enriquecieron vendiendo terrenos y abriendo hoteles. Pero él era consecuente con sus ideas, siempre se consideró al servicio de España y a España dedicó toda su vida, ahora ha entrado en la Historia. Descanse en paz.

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