sábado, 25 de octubre de 2008

CORIA DEL RÍO, ASOMADA AL GUADALQUIVIR




La barca que hace el transbordo cruzando el río

El paseo que se mira en el agua

Monumento a Tsunenaga Hasekura

Desde el Neolítico hay asentada en el Cerro de San Juan una población marinera y los fenicios hace tres mil años mantenían aquí un intenso trasiego pesquero y comercial, y los cartagineses, y los romanos, y los árabes, todos siempre viviendo junto al río y comiendo de él, todas las culturas dejando aquí un poso de siglos.
Se halla Coria del Río situada al pié de la Cornisa del Aljarafe y muy cercana a la zona conocida como Las Marismas del Guadalquivir,

Islas del Guadalquivir,
donde se fueron los moros
Que no se quisieron ir

como cantaba el poeta Villalón.
Parece que en 1614 vino a Sevilla una expedición de japoneses, al frente de la cual venía un samurai, Tsunenaga Hasekura, que se afincó en Coria Del Río, por eso es allí común el apellido Japón y aún se aprecian rasgos de cabello muy negro y fuerte y ojos rasgados. De hecho a partir de 1647 el citado apellido está documentado en el pueblo. La expedición venía a establecer relaciones comerciales con España, recordemos que en aquella época Sevilla era el más importante puerto de mar de España con constante trasiego de barcos y mercancías, pero muchos decidieron quedarse a vivir en un sitio mágico donde reinaba la luz y la alegría y ya no volvieron a Japón. Igual que muchos turistas hoy en día.
Un restaurante, "Esturión" situado en la misma orilla permite comer junto al río, contemplando el agua y las barcas que pasan. Otro, también junto a la orilla, "Sevruga" permite igualmente degustar la gastronomía local y descansar la vista en el agua.
Numerosos bares ofrecen los albures y camarones fruto de la pesca diaria, algo más elaborados son los boquerones rellenos de crema de camarones, una delicia que recomiendo probar.
Una barcaza antigua ejerce de transbordador y cruza a los pasajeros y automóviles de un lado a otro del río, en la orilla de enfrente se halla Isla Menor y Dos Hermanas.
Aquí en Coria vivió y ejerció como notario Blas Infante, el principal impulsor del movimiento nacionalista andaluz, hasta que en la noche del 10 de agosto del fatídico 1936, a las once de la noche, junto con otros detenidos fue llevado en un camión hasta el kilómetro 4 de la carretera de Carmona, junto a la Huerta de las Clarisas y fue fusilado como tantos otros.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Este es un rio que me divide.
Dos Hermanas (cuatro tetas, como la llaman algunos viejos socarrones).
Estos días intentaré probar esas albóndigas de boquerones y sí se tercia las huevas de esturíon ó una buena pluma ibérica, además de unos langostinos de Sánlucar, ó sinó una modesta carrillera ó simplemente una tapita de paleta de Zerdo ibérico de "El Repilado" ó un buen queso de cabra payoyo ó emborráo de Arcos ó de los gazules ó sinó que me sorprendan.
Para qué algunos digan que los andalusíes no saben comer, nada más que pescaítos y gazpacho. Lo que hay que oir?
Eso que éu, era galego hasta que chegaron estes bloquéiros a deZir que iban´transformar GaliZa, é joderonla.
A ameixa babosa transfonmaronla en japonica ó lubrigante galego en irlandes, a necora ó mesmo, merda en ouro. O paisano en ciudadan é logo en subdito, e mellor calar como dí Mol.
¡Choro! Avergoñome dos politiquillos que dín representarnos.
Oxala resucitase Castelao, O´Zorro, Robín ou aquel da Serranía de Ronda!

Ishtar dijo...

No sabía que anduvieses de viaje por tierras andaluzas, K-, deseo que lo pases bien y encuentres paisajes y comidas de tu gusto, que variedad hay de sobra. Saludos.

Anónimo dijo...

Por desgracia aun no estoy, pero intentare escaparme unos días.
Lo necesito.
Necesito creer en algo.-Blanca Paloma.
Supongo que habrá ateos como yo. ¿No?

Ishtar dijo...

Hay de todo y me parece que los que más abundan son los que pertenecen a la Cofradía del Buen Comer y el Buen Beber, que aunque no procesiona en Semana santa, tiene incontables adeptos.
Respecto a otras creencias el enclave en donde se halla situada la Aldea del Rocío es de gran magnetismo en sí mismo, en medio de la Marisma, entre caballos salvajes que acuden al amanecer y anochecer a beber en la laguna, es una experiencia incomparable aunque solamente se crea en la propia Naturaleza que nos regala su belleza.